Construcción hegemónica de la derecha
Por Omar López
Releo la entrevista realizada a Susana Murillo, doctora en Ciencias Sociales, magíster en Política Científica, licenciada en Psicología y profesora de Filosofía de la Universidad de Buenos Aires. Nos recordaba entonces que “la Sociedad Mont Pelerin fue fundada por Friedrich Hayek en 1947 y toma su nombre de una villa famosa, cerca de Montreux, en Suiza, donde se celebró la primera reunión.” Murillo relataba la importancia de aquel encuentro que fue para “aglutinar a un grupo de influyentes economistas, filósofos y políticos para ejercer influencia ideológica en el ámbito político, económico y social a favor de la defensa de los ideales del libre mercado sin trabas estatales.” “Era el plan – señalaba Murillo – que aboliera todos los planes, es decir, el plan que terminara con los planes de intervención del estado para generar políticas públicas, políticas públicas de carácter universal, y para darle centralidad fundamental al mercado.” Esto supone en la idea de los líderes del neoliberalismo, una batalla de ideas. “Esta es la palabra que ellos usan. Y la batalla de ideas solo se puede llevar adelante, según ellos afirman y así lo han impuesto, en prácticas concretas, en primer lugar sumando intelectuales, literatos, filósofos, economistas, físicos, ingenieros, etc. En segundo lugar influir en la formación de los universitarios.” Fukuyama, (1989) hablaba del fin de la historia, y entonces pregonaba que “este es el orden establecido, esto es lo que no hay que modificar; los parámetros económicos, sociales, geopolíticos, estratégicos, ya están claros y no hay más que discutir, no hay ideología, no hay nada…”Silvia nos indicaba que en el 2004 ya circulaba un documento del Banco Mundial llamado Ruptura con la historia, que sostenía que “América latina es pobre porque descendemos de conquistadores ibéricos y tenemos instituciones no igualitarias, a diferencia de las instituciones norteamericanas y anglosajonas que son muy igualitarias; como todo el mundo sabe no hubo nunca esclavitud en EE.UU.” Susana Murillo señalaba entonces que interpela a la sociedad “de nuestra América”, tomando el concepto de José Martí, “a romper con la historia, a romper con el pasado, y esto lo han estado haciendo muy fuertemente, y acá está el valor de la educación, y de los medios masivos de comunicación, que son los lugares a través de los cuales, los tanques de ideas, de las organizaciones neoliberales difunden básicamente las ideas que alimentan fundamentalmente las prácticas de la vida cotidiana. Y esto es algo que hay que atender muy fuerte.” Murillo nos recuerda que el neoliberalismo desembarca en 1958 con el gobierno de Arturo Frondizi, y desde entonces derrama su subjetividad sobre la población. Nos habla que ya el austríaco Hayek había expuesto las ideas centrales de este grupo en su libro Camino de servidumbre, publicado en 1944.Ludwig Heinrich Edler von Mises (Lemberg; 29 de septiembre de 1881-Nueva York, 10 de octubre de 1973) fue un economista austriaco de origen judío, historiador, filósofo y escritor liberal clásico, y “durante gobierno de Frondizi dio seis conferencias en la facultad de Ciencias Económicas, y coincide con una serie de medidas que toma el presidente en relación al neoliberalismo.” Para la profesora Murillo, “esto se agudiza a partir del terrorismo de Estado. La práctica de la muerte como un elemento de la vida cotidiana. En primer lugar. La muerte por genocidio, en segundo lugar, la muerte social, por pérdida de trabajo, el temor a perder el empleo, elementos que han calado muy hondo en las subjetividades que digamos no se pueden transformar tan rápida y fácilmente.” También afirmaba que es “un trabajo cultural profundo que se hace carne de las prácticas cotidianas y continua con los medios masivos de comunicación, medios del neoliberalismo, y no hay que olvidarlo, sobre todo cuando Beatriz Sarlo sostuvo que los medios de comunicación han dejado de tener influencia en las personas, y esto es una falsedad abierta y aviesa. O solo la información deformada, omitida, mentida, sobre todo en los programas d recreación, los programas de entretenimiento, que no son para nada inocentes, y a la práctica que incita constantemente a consumir…cosas inútiles. Creo que desde la década del setenta en argentina se construyó una subjetividad aterrada, por distintas formas de muerte y esto se alimenta constantemente de los medios de comunicación”.