Un destino en debate
Por Omar López
Crece el debate en el Frente de Todos con aportes de valor de sus referencias políticas. Debatir cómo se construyen las herramientas que permitan recuperar la fuerza, inteligencia política, el plan táctico y estratégico para lograr retornar a un Estado que recupere la independencia económica, la soberanía política y la justicia social.
Muchos peronistas mencionan la necesidad de actualizar la doctrina; reconocen la crisis económica y financiera más potente después de la Segunda Guerra Mundial, entonces ofrecen la urgencia de actualizar la comprensión del nuevo escenario geopolítico mundial. Argentina no es una isla en esta crisis global del capitalismo, donde el diez por ciento más rico del planeta se queda con el 80 por ciento de la riqueza del planeta.
Más cerca en nuestro continente americano se estima que hay más de catorce millones de pobres, el profe Horacio Rovelli, me recordó que nuestro país hoy es uno de los que acumula más pobreza; Bolivia y Paraguay declaran 26 y 28 por ciento de pobreza, nosotros en el segundo semestre 2021 tuvimos 37,7 ahora supera el 40 por ciento.
En muchos debates se discute cómo negociar con el poder económico, asunto que viene con otra pregunta en el estribo; qué destino tiene cualquier discusión sin poder propio, desmadrado de debilidad.
Parece tratarse de algo más grave que distinguir que hay dos modelos en pugna, cuando unos retroceden ante el poder real, otros que pretenden una unidad sin ambición de construir poder para enfrentar la pelea y frenar el golpismo diario de la derecha, los monopolios y el fuego mediático hegemónico.
El gobierno parece encapsulado en su convicción de priorizar un diálogo sin destino con los más poderosos custodio del mercado cuando los auxilios de bonos y ajustes de salarios no alcanzan, porque la cruel realidad es que son carcomidos por el cáncer de la inflación – remarcación de precios básicos para la población y ahora sumando alzas en servicios, otra vez en combustibles y mientras el FMI felicita, el pueblo ya no oculta su disgusto. Basta pegarse una vuelta por nuestros barrios pobres y de clase media para palpar la desesperación y el enojo en la supervivencia a diario.
En tanto, con más o menos disimulo, buscan habilitarse nombres y narrativas –muy precarias a la vista- pensadas en candidaturas 2023. Hay de todo en la viña del Señor, y sobran contradicciones cuando vemos a tipos como Juan Manuel Urtubey, (por Salta), que fregaron al pueblo cantando la marcha peronista y entregándolo al gran capital, y ahora viene a participar de los debates en el FdT; “yo fui, soy y seré peronista”, dijo el salteño. La lista de oportunistas y servicios es tan grande como la teoría de comerse zapos del tamaño de un gorila. Días atrás el ministro del Interior Eduardo “Wado” de Pedro participó de un acto del gremio gastronómico. Cruzó elogios con el eterno titular del gremio, Luis Barrionuevo. La evolución intelectual – política de Wado de Pedro es notable, también las contradicciones de pensar que con tipos que sirvieron al terrorismo de Estado y al poder económico hasta el presente, se puede armar algo en la dirección popular. Abreviando, Barrionuevo, el creador de la mesa sindical Menem Presidente, el arquitecto de aquel movimiento sindical que destripo a los laburantes en tiempos del verso del salariazo y cuando la verdad sin anestesia era el neoliberalismo y el vaciamiento del peronismo rebelde al capital.
Es extraño que Wado no sepa quién es Barrionuevo, quiénes son sus socios y los tantos negocios (PAMI) entre tantos. Así, todo rumbea para un solo lugar, la nada, donde reina la derecha y todo su coherencia mafiosa y dominante.