La muerte recibe a su mayor criminal. Dejo de existir Luciano Benjamín Menéndez
El genocida mayor del Terrorísmo de Estado tenía 90 años y prisión domiciliaria. Informaron esta mañana que su corazón se detuvo. El esperpento estaba asistido en un hospital de la ciudad de Córdoba.
El chacal que perfeccionó la desaparición de todos los opositores Terrorismo de Estado. El militar más mortífero y poderoso al servicio del plan de exterminio impuesto por el poder financiero, el gran capital y los eternos servidores oligarcas que los aterroriza el pueblo en lucha, sueños y amorios con la liberación.
Lucíano Benjamín Menéndez era La Muerte, el matadero personificado. Amo y señor en Córdoba, planificó la represión, el secuestro, la tortura, violaciones, desapariciones y el robo de bebes.
La «Hiena”, comandó el Tercer Cuerpo de Ejército entre 1975 y 1979. Tuvo bajo su mando el destacamento de Inteligencia 141 General Iribarren, del que dependía el centro clandestino de detención La Perla, conocido como “la ESMA cordobesa”, por donde se calcula que pasaron 2500 detenidos.
Fue responsable de la represión en Jujuy, Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza, San Luis, Santiago del Estero y Tucumán, murió a los 90 años en un hospital cordobés donde permanecía internado desde hace unas semanas.
Menéndez tuvo a su cargo el área 311 en que la dictadura cuadriculó el país para su plan de exterminio. Determinó quién moría o vivía en diez provincias argentinas en un plan sistemático que ha quedado demostrado en cada uno de los juicios por delitos de lesa humanidad realizados desde 2008.
Menéndez solía visitar La Perla y presenciaba fusilamientos al borde de las fosas. Según testimonios de los pocos sobrevivientes, también aparecía durante los interrogatorios y las torturas. Al Chacal le adjudican ser ideologo del “pacto de sangre”: hacía participar de los secuestros y fusilamientos a todos los oficiales para que en el futuro “no se dieran vuelta”.
En 1984, ingresando al canal 13, amenazó con un facón a los militantes que lo repudiaron.
El genocida murió con sus secretos, entre tantos, dónde están los restos del líder del sindicato mecánico cordobés, René Salamanca.
