INTEGRACIÓN SOCIAL, ESTUDIO Y CONECTIVIDAD EN LA TERCERA EDAD. PAPEL DE LA BIOLOGIA Y LA NUTRICION EN ESTA ETAPA.
Elio A. Prieto González *
La integración social se ha convertido en un factor determinante del envejecimiento saludable; existe un amplio consenso acerca de que las comunidades que fomentan y propician la participación activa de las personas de la “tercera edad” en actividades sociales, culturales y recreativas tienen mejor salud física y mental. En países como Suiza, México y China han surgido iniciativas para la integración de los adultos mayores en una variedad creciente de actividades, que incluyen desde la participación en actividades deportivas, artísticas o educacionales hasta algunas realmente novedosas, como las universidades para personas en la “tercera edad”. En estas universidades, hay programas adaptados a las características y prioridades de las personas maduras y ancianas y en las que se propicia la interacción con estudiantes jóvenes. De este modo, los adultos mayores tienen la oportunidad de continuar con su educación, mejorar su adaptación al medio social al incorporar el uso de tecnologías, discutir los problemas actuales y desarrollar una estimulante actividad intelectual. En tal sentido, los viejos participan aportando su visión y contrastándola con los enfoques más recientes, al tiempo que se recrea el ámbito apropiado para continuar o recomenzar el aprendizaje en diversos campos. Estas universidades y otros espacios donde se desarrollan procesos de enseñanza aprendizaje, tales como cursos breves y talleres, son una forma novedosa de promoción de salud en las dimensiones de lo biopsicosocial.
Una de las áreas educativas donde se hace mayor énfasis es en el manejo de las herramientas digitales, que resulta en un amplio arco de efectos favorables. No sólo propicia el uso de dispositivos tecnológicos sino que también facilita el aprendizaje a distancia y la generación y el mantenimiento de contactos con otras personas. Por consiguiente, tales actividades no están concebidas exclusivamente para ampliar las opciones de ocio, sino que también permiten a los adultos mayores seguir sintiéndose valiosos y activos dentro de su comunidad, fomentando los vínculos personales y virtuales dentro de su entorno socio familiar.
La interacción de sujetos de diferentes edades en estos programas también aporta a los más jóvenes nuevos significados acerca de la madurez y la vejez, lo que puede contrarrestar ciertos estereotipos prevalecientes en amplios sectores de la sociedad y que desafortunadamente funcionan como factores de riesgo sanitario.
Los programas de apoyo psicológico para los adultos mayores, tales como los grupos de trabajo intergeneracional (que pueden incluirse dentro de la atención primaria de salud), permiten identificar individuos en riesgo y desarrollar acciones que ayudan a paliar la soledad, elevan la autoestima y promueven las interacciones sociales dentro y fuera de la familia.
Recuerdo el caso de un cirujano retirado, inmigrante en un país anglófono, que participaba como profesor de idioma castellano en una escuela secundaria. Este señor que había sido maestro en una escuela primaria durante sus años de estudiante y profesor universitario al final de su carrera laboral, experimentó una especie de renacer. Había tendido un puente vital que cruzaba sobre sus más de cuarenta años de médico, para llegar de nuevo a la escuela primaria, un terreno antes transitado, pero totalmente diferente y en otro país. Este señor de más de 80 años, en los diálogos diarios con su familia expresó, e incluso dejó por escrito, la satisfacción de ser una vez más útil pero además interesante para sus alumnos, que según sus palabras lo escuchaban con atención. A sus jóvenes alumnos les atraían sus anécdotas de viajes por el mundo y la diversidad de personas que había intervenido como cirujano o simplemente conocido como un observador de la realidad. Estos mensajes les transmitían a los estudiantes historias de lugares inusuales para su perspectiva, junto valores universales llegados desde otro tiempo y origen.
Por otro lado, la tecnología juega un papel crucial para las personas viejas. Las herramientas digitales y los dispositivos de asistencia están permitiendo a este segmento de la sociedad, mantenerse conectado, gestionar su salud, e incluso participar en actividades que requieren un esfuerzo intelectual. Desde aplicaciones de monitoreo de la actividad física, nutrición y variables fisiológicas, como glucemia, frecuencia cardiaca y tensión arterial hasta plataformas de comunicación a distancia. La tecnología ha abierto nuevas posibilidades para mejorar la calidad de vida de los viejos, permitiéndoles mantener su independencia y autonomía durante más tiempo.
No se puede obviar de forma voluntariosa el hecho de que la vejez se caracteriza por cambios biológicos que deben ser considerados junto a los que se producen en lo social y psicológico. Los cambios biológicos perceptibles en lo exterior se muestran claramente, de manera que es instintivo el reconocimiento de que alguien tiene frente a si a una persona en esa etapa. Los efectos que se producen por el deterioro de procesos repetidos año tras año, desencadenan alteraciones de las moléculas que determinan el aspecto de los tejidos y los órganos. Un ejemplo lo aportan, las proteínas elastina y colágeno cuyos cambios se reflejan en la flaccidez y alargamiento de la piel, la nariz y las orejas de los viejos. Estas modificaciones y otras que afectan la elasticidad de los vasos, la expansión de los pulmones, la cantidad de masa muscular, la función renal y neurológica entre otras, determinan la capacidad con la que cuentan los adultos mayores para continuar su vida.
Es por eso que no deseamos que el lector crea que la vejez es una cuestión de psicología y voluntad social. Es biológica y depende de una interacción entre magnitudes físicas: las de los componentes de la máquina de vivir que es nuestro cuerpo y el tiempo indetenible. Esa interacción entre nuestras estructuras febles y el tiempo, termina con la muerte, aunque es posible enlentecer los procesos del envejecimiento. No a la manera del Retrato de Dorian Gray, ni del Curioso caso de Benjamín Button, y definitivamente no como se propone en algunos experimentos multimillonarios de vida pautada. Disminuir el ritmo de envejecimiento es muy complejo y difícil de lograr, en especial cuando se pretende a gran escala. El envejecimiento lento es el foco de algunas corrientes dentro de la Medicina de la Longevidad y es cada vez más evidente que es un objetivo que se puede alcanzar en el lapso de pocas generaciones.
En este orden de cosas, vale mencionar algunas de las áreas desde las cuales se puede contribuir a enlentecer el envejecimiento y a prevenir aquellas enfermedades que son más frecuentes en la madurez y vejez. Es bien conocido que otro factor fundamental en la mejora de la calidad de vida en la tercera edad es la nutrición. El perfil hormonal y el nivel de actividad física en las personas viejas, entre otros aspectos, es diferente al de los adultos más jóvenes. Estas diferencias afectan la forma en que los nutrientes son metabolizados en el organismo e influyen en la homeostasis lipídica, glucémica y en el estado de equilibrio proteico o proteostasis, NOTA 1 entre otros. Las diferencias y sus efectos llevan a concluir que el desequilibrio entre los procesos de construcción y reparación en el organismo resulta en el daño de células, tejidos y órganos, asociado al envejecimiento.
El conocimiento científico sobre esos cambios en la madurez y la vejez, se incrementa muy rápidamente. Este volumen de información sobre la biología del envejecimiento se debe en buena medida a los aportes de la genómica, nutrigenómica, epigenética, proteómica y metabolómica, entre otras tecnologías, a las que se les denomina “ómicas” NOTA 2 y que se caracterizan por su extrema sensibilidad. Estas tecnologías hacen posible la detección de moléculas en el organismo, que pueden ser marcadores de daño, de protección o de riesgo, en cantidades inferiores a las mil millonésimas de gramo. Además permiten identificar las secuencias de ADN y ARN al nivel molecular. Una de las características que comparten las “ómicas” es la capacidad de analuzar un número muy alto de muestras, en el rango de miles. Los resultados de las “ómicas” se procesan muy rápido con el empleo de computadoras de alta velocidad y capacidad de procesamiento.
Las investigaciones sobre la nutrición geriátrica han avanzado significativamente, debido al papel central de la alimentación en procesos como la autofagia y el metabolismo oxidativo NOTA 3. Es aceptado por los especialistas y conocido por el público que una dieta equilibrada, rica en nutrientes como vitaminas, minerales, antioxidantes y proteínas de alto valor biológico, puede tener efectos notables en la preservación de la salud, la energía y la vitalidad. Algunos ejemplos lo constituyen las dietas ricas en ácidos grasos omega 3,6 y 9, que pueden contribuir a la reducción de la inflamación y el riesgo de enfermedades cardiovasculares. El consumo de fibra y la hidratación acorde a las necesidades de los individuos, contribuyen a mantener el equilibrio inmunológico intestinal y a una microbiota en eubiosis, NOTA 4 para una buena salud digestiva. La ingesta de hierro, vitamina B12, zinc, cobre, selenio y calcio es requerida para prevenir las anemias, promover las defensas antioxidantes y una favorecer una adecuada densidad ósea, entre otros aspectos centrales en la salud a cualquier edad, y por consiguiente para la promoción del envejecimiento exitoso. La Nutrición al ser una de las áreas en las que se apoya la Medicina de la Longevidad, será tratada en mayor extensión a lo largo de varios artículos.
Es imprescindible la participación de los nutricionistas para elaborar los planes que correspondan a las necesidades alimentarias de las personas de la “tercera edad”. El tratamiento debe tomar en consideración la individualidad de los requerimientos nutricionales dependientes del metabolismo, edad y sexo, capacidad funcional, las posibles afecciones que pueda presentar y el perfil genético del paciente.
La clave del envejecimiento saludable radica en un enfoque integral que tome en consideración que los procesos complejos son en esencia multifactoriales. Al enfrentarlos se debe atender a los problemas de la esfera psico social y los trastornos biológicos causantes del deterioro del organismo. Esos cambios, afectan la disponibilidad proteico-calórica, el metabolismo oxidativo, el daño en el ADN celular, el acortamiento telomérico, el número de células madre y la disminución de la capacidad de multiplicación celular las alteraciones en las proteínas, el sistema inmune y la microbiota.
Vale destacar que tal enfoque pone bajo la luz a un grupo de enfermedades, como la diabetes 2, la aterosclerosis, el Parkinson y el Alzheimer entre otras, que se hacen más frecuentes en la vejez, pero que pueden comenzar a prevenirse desde edades tempranas. Es por eso que, aunque no debe desconocerse la naturaleza inexorable del envejecimiento, no debe olvidarse que puede hacerse más lento, mientras se mantiene una buena salud. Las afecciones comunes en la vejez no son universales, por el contrario, muchos viejos, no las sufren jamás.
Los adultos mayores, al igual que en cualquier otra etapa de la vida, necesitan un entorno que los apoye de manera integral, que fomente su participación activa y que reconozca su valor dentro de la sociedad. Para ello, es necesario un cambio cultural que considere la vejez no como un periodo de pasividad, sino una etapa más de la vida que, bien gestionada, puede ser de gran enriquecimiento personal. A nivel social, esto implica cambiar la narrativa en torno a la tercera edad, para enfocarnos en los problemas que surgen con el envejecimiento y tratar de prevenirlos. También deberíamos centrarnos en las oportunidades que esta etapa ofrece para adquirir nuevas habilidades, contribuir a la sociedad con la experiencia adquirida durante la vida laboral, y compartir conocimientos y experiencia con las generaciones más jóvenes. En este sentido, las políticas públicas y los programas destinados a la “tercera edad” deben ser cada vez más inclusivos, promoviendo el acceso a servicios de salud, los programas educativos y las redes de apoyo que fomenten el envejecimiento activo y saludable.
En conclusión, la “tercera edad” es una fase de la vida que, lejos de estar estigmatizada por el deterioro y destinada al aislamiento o al “acompañamiento episódico”, puede ser una etapa llena de nuevas oportunidades. Los avances científicos y las investigaciones en biología del envejecimiento y longevidad, la nutrición, la mayor inserción social y el cuidado de la salud mental están revelándose como el enfoque correcto a partir del cual los adultos mayores pueden llevar una vida saludable y satisfactoria.
- Médico Especialista en Genética Clínica por la Universidad Medica de la Habana
Profesor Titular, Universidad Isalud
Profesor Adjunto Universidad Abierta Interamericana
Profesor Titular Interino, UCES
NOTAS
- Homeostasis es la denominación del equilibrio. Se aplica a diferentes procesos o compuestos en el medio interno. Por ejemplo la glucemia que debe mantenerse en un intervalo de concentraciones, o el nivel de acidez en la sangre o los niveles de calcio. La proteostasis se refiere al mantenimiento de cantidades fisiológicas de proteínas que además tengan una forma correcta (plegamiento) para no generar toxicidad como ocurre en ciertas afecciones neurológicas.
2 Las tecnologías ómicas son un conjunto de herramientas que permiten analizar los componentes moleculares de los organismos vivos. Estas tecnologías se utilizan para estudiar el ADN, el ARN, las proteínas y otros metabolitos. El término «ómico» se refiere a la totalidad o conjunto de algo. Las ciencias ómicas se utilizan para estudiar las biomoléculas y los procesos moleculares que contribuyen a la forma y función de las células y los tejidos.
La genómica es un campo de la biología que se centra en el estudio de todo el ADN de un organismo, es decir, su genoma.
La epigenómica estudia os cambios que se producen en el modo en que los genes se activan o desactivan en determinadas circunstancias, sin que se produzcan cambios en el genoma
La proteómica es una rama de la genómica. Se enfoca en el estudio de los proteomas, que son el conjunto de proteínas que un organismo produce.
La metabolómica estudia las sustancias llamadas metabolitos presentes en las células y los tejidos. Los metabolitos son moléculas pequeñas que se producen cuando el cuerpo descompone los alimentos, los medicamentos, las sustancias químicas o su propio tejido. Se pueden medir en la sangre, la orina y otros líquidos del cuerpo. Pueden utilizarse como indicadores del estado nutricional, la presencia de algunas enfermedades y de exposición a contaminantes
La nutrigenómica y la nutrigenética estudian el modo en que los alimentos afectan los genes de una persona y de la forma en que los genes afectan la reacción del cuerpo a los alimentos.
3 El metabolismo oxidativo es un proceso químico que usa oxígeno para producir moléculas energéticas como el ATP a partir de carbohidratos, grasas y proteínas.
La autofagia es un proceso regulado en el que la célula digiere algunos de sus componentes envejecidos o dañados como mitocondrias deterioradas o proteínas mal plegadas y contribuye al buen funcionamiento de la célula. Se activa en el ayuno y otras situaciones de estrés celular.
4 La microbiota está compuesta por los microorganismos que viven en diferentes compartimentos corporales como la piel y los genitales. No obstante es a la microbiota intestinal, en particular la residente en el colon a la que se hace referencia con este término. En la microbiota intestinal hay bacterias beneficiosas que compiten por el medio y los nutrientes con otras que son nocivas o patógenas. El estado en el que predominan las bacterias favorables se denomina eubiosis en contraposición cuando predominan las patógenas, se conoce como disbiosis.