A dónde iremos a parar con la disputa hegemónica entre EE.UU. y China
Resumen: La política exterior de Milei abrochado a los pies de Trump, Israel y Gran Bretaña.
Un nuevo desorden mundial, la resistencia de los gobiernos democráticos de América latina, los NO Alineados que propuso la presidenta de México en la reunión de la CELAC.
Más deuda para la timba financiera, que las potencias se cobraran con territorio, recursos naturales estratégicos, conexión geopolítica, petróleo, agua, bases militares.
El gobierno argentino se subordina a Trump y el presidente de EE.UU.
necesita controlar el Cono Sur, los pasos marítimos, atlántico, pacífico, las bases militares de inteligencia aeroespacial y el equilibrio con Inglaterra, -con la explotación de nuestros recursos naturales estratégicos, además de la base con armamento nuclear en nuestras islas Malvinas. Estudios científicos revelan que Las Islas Malvinas poseen reservas de petróleo comparables a las de Arabia Saudita. A mediados de abril se difundió que en 2026 comenzará la explotación petrolera en nuestras Islas Malvinas.
La empresa israelí Navitas Petroleum en sociedad con la británica Harbour Energy se preparan pala la extracción del crudo en Sea Lion, ubicado en aguas del Atlántico Sur, ahí nomás, frente a nuestras islas.
Samuel Moody, director de la petrolera británica sostuvo que “Tomamos con satisfacción la noticia anunciada el 24 de septiembre 2024, de un nuevo acuerdo de cooperación general entre las Malvinas y Argentina”.
Por Omar López
El mundo es atravesado por la disputa de un nuevo orden económico mundial. El comercio internacional va rumbo a una alteración desconocida. El conflicto, ¿arancelario?, entre Estados Unidos y China puede provocar una mutación en las reglas existentes del comercio internacional, en las cadenas de suministro y se inicia un camino incierto que sin duda afecta globalmente.
EE.UU. y China son las potencias trenzadas en esta pulseada por el control hegemónico global. Componer una lectura lineal sobre semejante confrontación sería de una peligrosa impericia política proveedora de oscuridad a la hora de comprender la violenta disputa económica trasnacional.
El escenario geopolítico involucra complejos y peligrosos movimientos en un mapa de alianzas globales de prioridad sobre los estratégicos recursos naturales, un nuevo mandato sobre el comercio exterior, la producción del conocimiento; la ciencia y tecnología, la inteligencia artificial, los modos de producción, y una nueva dimensión de la batalla cultural planetaria.
En este duelo de titanes por el desarrollo de sus potencialidades y control hegemónico, ambas potencias disponen de sus aliados y mueven sus piezas en una compleja diplomacia comercial.
La “pulseada” se inscribe en el marco de intercambio comercial notorio: en 2024, el comercio bilateral de bienes entre ambas potencias ascendió a 585.000 millones de dólares. El déficit estadounidense —con importaciones desde China por 440.000 millones frente a exportaciones por solo 145.000— se ha convertido en un punto de fricción recurrente. Un desequilibrio que Trump ha dramatizado, afirmando, sin base verificable, que alcanza el billón de dólares.
Esta pulseada de imperios provoca un movimiento de tracción sobre el resto de las naciones. La Unión Europea, Rusia, Japón, India, Alemania, Inglaterra, América latina, son una parte y otra dinámica de esta discusión. Cómo los BRICS y la reciente reunión de la CELAC que tuvo desafíos políticos intelectuales como el aporte de la flamante presidenta de México, Claudia Sheinbaum, que llamó a la CELAC a hacer realidad una mayor integración económica regional sobre la base de la prosperidad compartida y el respeto a nuestras soberanías. Ver https://mateamargo.org/cumbre-por-el-bienestar-economico-de-america-latina-y-del-caribe/
Fragmento de la intervención de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en la Celac:
Desde México partimos de una premisa básica, una región más unida es una región más fuerte que puede articular soluciones y propuestas concretas de integración regional y acciones de cooperación en comercio, educación, ciencia, desarrollo tecnológico, energías limpias, conservación de la biodiversidad, con la visión de construir siempre sociedades más igualitarias…
Nuestra población aún joven alcanza 663 millones de personas, con un producto interno bruto que suma 6.6 Trillones de dólares. Somos la principal región exportadora neta de alimentos a nivel mundial.
Contamos con más de 30 % de los bosques primarios del planeta, 33 por ciento del agua dulce, casi el 20 por ciento de las reservas mundiales de petróleo, al menos 25 por ciento de minerales estratégicos, y somos capaces de construir desarrollo con justicia y cuidado del medio ambiente y mitigación y adaptación al cambio climático.
¿Cómo será la construcción de alternativas de supervivencia de las naciones en este nuevo proceso? China realizó un cambio de rumbo en sus rutas comerciales, dirigiendo sus productos ensamblados al sudeste asiático. Evadiendo las restricciones. Es el caso paradigmático de los paneles solares, cuyos componentes son originarios de China, pero terminan siendo exportados desde naciones como Vietnam o Tailandia.
Según diversos analistas de la economía mundial, “la respuesta de Estados Unidos ha sido ampliar los aranceles a estos países intermediarios, lo que implica una nueva capa de encarecimiento en productos ampliamente utilizados por los consumidores estadounidenses”.
El comercio se rotura a cada segundo; empresas norteamericanas como Apple, que produce buena parte de sus dispositivos en territorio chino, también están siendo comprometidas en esta disputa de titanes. En las últimas semanas, las acciones de la compañía han caído un 20%, reflejando un mercado cada vez más inquieto ante la incertidumbre.
El mundo entero es abarcado por esta dinámica impensada sin pronóstico cercano.
Los aranceles recíprocos que China ha anunciado también amenazan con encarecer productos esenciales como la soja, que es la principal exportación agrícola estadounidense hacia el país asiático, que alimenta a más de 400 millones de cerdos. Las dos potencias parecen esposadas multilateralmente; soja, energía, farmacéutica, minería, ciencia y geopolítica tecnología de avanzada, industria militar, inteligencia artificial…
Estados Unidos y China representarán en 2025 aproximadamente el 43% de la economía global. Una desaceleración coordinada —o una recesión en ambas potencias, provocada por el encarecimiento de productos, la pérdida de inversión y el debilitamiento de la demanda— se traduciría en menor crecimiento global, reducción de empleo, y volatilidad en los mercados emergentes. La economía mundial, interconectada como nunca antes, no puede permitirse una fractura prolongada entre sus dos pilares más sólidos.
Además, la dinámica actual podría saturar otros mercados. Si China no logra colocar sus productos en Estados Unidos, podría volcar su oferta hacia Europa, América Latina y África. A primera vista, esto podría significar productos más baratos. Pero detrás de esa bonanza aparente se oculta un problema más profundo: la desestabilización de industrias locales, incapaces de competir con bienes subsidiados que llegan a precios artificialmente bajos.
Es mucho más que una contienda comercial, no parece preciso denominar guerra comercial.
Es un conflicto que rearma la relación de fuerzas de las potencias en el presente y el futuro, del comercio mundial y de todo orden hegemónico. Es una batalla entre elefantes que con sus patas de mastodontes aplastan a la sociedad. Buscando dominar al adversario se disparan con subas arancelarias, y encañonan con discursos y narrativas pre bélicas.
Distinto es en el debajo de los pueblos que siguen pagando con sus destinos mutilados, mientras los dos titanes amenazan con oscurecer la luz – ya titilante- de la humanidad.
El gobierno argentino se subordina a Trump y el presidente de EE.UU. le dio respaldo en la negociación por mas endeudamiento con el FMI. Sucede que no ignoran el destino incierto del mandatario argentino y la veloz descomposición política, económica y social. Trump necesita controlar el Cono Sur, los pasos marítimos, atlántico, pacífico, las bases militares de inteligencia aeroespacial y el equilibrio con Inglaterra, -con la explotación de nuestros recursos naturales estratégicos, además de la base con armamento nuclear en nuestras islas Malvinas. Los yanquis no cambian su política exterior dominante en América latina, gobiernen demócratas o republicanos. No olvidamos, hace 43 años el conflicto bélico con Gran Bretaña. Estados Unidos brindó información táctica sensible para que la heroína de Milei, la criminal de guerra Margaret Thatcher, nos dejara el trágico saldo de 649 combatientes argentinos muertos, la mayoría pertenecía a la Armada, con un total de 391 muertos, de los cuales 323 fallecieron en el hundimiento del crucero General Belgrano. Los soldados británicos fallecidos fueron 255.
Estudios científicos revelan que Las Islas Malvinas poseen reservas de petróleo comparables a las de Arabia Saudita.
Según Marcelo Troncoso, secretario de la Red Federal de Estudios sobre Malvinas, la base militar instalada por la OTAN en 1985 responde a la necesidad británica de proteger estos recursos. «No se trata solo de seguridad internacional, sino de la defensa de un territorio con riquezas inmensas y una posición privilegiada en la geopolítica global», afirmó en diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes.
A mediados de abril se difundió que en 2026 comenzará la explotación petrolera en nuestras Islas Malvinas.
La empresa israelí Navitas Petroleum en sociedad con la británica Harbour Energy se preparan pala la extracción del crudo en Sea Lion, ubicado en aguas del Atlántico Sur, ahí nomás, frente a nuestras islas.
Se afirma que para el año venidero estaría finalizada la tarea de ingeniería, comenzando el proceso de producción que en primera etapa apuesta a la extracción de 120 millones de barriles, entre las distintas versiones aún no comprobadas se anuncia alcanzar una producción de 300 millones de barriles.
Samuel Moody, director ejecutivo de Rockhopper Exploration, la petrolera británica que tiene el 35% del proyecto León Marino (Sea Lion), un yacimiento de petróleo offshore ubicado a 220 kilómetros en línea recta al norte de las Islas Malvinas, afirmaba que “Tomamos con satisfacción la noticia anunciada el 24 de septiembre 2024, de un nuevo acuerdo de cooperación general entre las Malvinas y Argentina”.
El ejecutivo hizo la declaración en el informe semestral de la petrolera británica publicado este 26 de septiembre, donde analiza la posibilidad de avanzar en la decisión final de inversión en León Marino junto al socio y principal accionista, la petrolera israelí Navitas Petroleum, que posee el 65% restante del proyecto.
No es casualidad la molestia del Secretario del Tesoro de EE.UU. en reunirse y respaldar a Javier Milei. Es una necesidad, ya durante el gobierno de Macri lograron desmantelar obras hidroeléctricas estratégicas en nuestra Patagonia, acordadas con China.
En semana subiremos nota especial sobre las operaciones británicas en nuestras Islas Malvinas.