La derecha gana
Los 237 mil millones de pesos, equivalente a tres veces del esfuerzo que hacen los monotributistas, queda para otra vuelta política, otra vez, los jueces siguen impunes sin pagar Ganancias
El impuesto a las Ganancias para jueces y otros privilegiados no prosperó; no tuvo un debate político profundo, y triunfó la operación del poder real que incluso utilizó peones de sistema sindical. Son casi 240 mil millones de pesos que no ingresarán al Estado.
Mientras el gobierno sigue privilegiando a los que más ganan, y más riqueza acumulan; conceder un ATP para productores de soja y de maíz, por hectárea unos dos millones de pesos a pequeños y medianos productores que explotan hasta 400 hectáreas. Parece razonable, aunque la prioridad profunda, son millones de pobres, la creciente indigencia y la impactante dinámica de la pérdida del poder adquisitivo producida por el golpe diario del mercado.
Tras la votación del presupuesto 2023 la Vicepresidenta Cristina Kirchner escribió en Twitter: Resulta francamente inaceptable el nuevo aumento, esta vez de dos dígitos (13,8%), que el Gobierno autorizó a las empresas de medicina prepaga, y que de esta manera suman el 114% anual de aumento otorgado. O sea, más de un 20% sobre la inflación anualizada.
Cuesta imaginar el freno al poder real que sigue imponiendo a su antojo las concesiones al gobierno. Ese corte a la impunidad del poder económico real está cada día más lejos de ser posible con una coalición de gobierno que desmorona y sin avistamiento de una reacción + proyecto y ocupación del Estado coraje para comenzar a distribuir políticas con recursos económicos efectivos a los que más necesitan, del medio para debajo, de abajo para el medio y las Pymes, donde radica el pueblo real, se concentra el enorme enojo social y en el horizonte corto del escenario electoral asoma su castigo. Pedir peras al olmo pensando que distribuir unos 45 mil mangos q los nadie expulsados del sistema, es un insulto a la inteligencia política, a la dignidad humana y al Estado de Derecho.
El tiempo de reactivar la política de acción y ocupación de la lógica de gobierno de un Estado nacional y popular es ahora, e incluso parece tarde.
Parece que cada vez que Alberto Fernández habla hacia dentro del FdT fuga con una lógica política desencajada, cercana a la provocación que a la unidad para reparar el ultraje económico al pueblo. Este miércoles 26 de octubre y luego de la votación de un presupuesto 2023 dijo: «Ordenémonos y vayamos todos juntos». Suena a un título sin cabeza porque su investidura y su lugar político dentro de la “alianza” del peronismo implica “ir por adentro” a la discusión, y que su voz oficial fluya acuerdo mediante. Esa ausencia se sostiene y es parte de una fractura política y de fuertes contrastes ideológicos casi imposible de ser saldada.
A contra tiempo se teje una salida desesperante para evitar que la derecha más criminal alcance el gobierno, el poder en sus diversas versiones hace rato que lo sostiene en la historia nacional.
La derecha mediática sostiene por ahora las granadas discursivas de Macri y su ambición de destruir el Estado y atraer a sus inversores privados para privatizar todo, pero en tanto promociona a los tres cuatro peones de su posicionamiento electoral; Larreta, Patricia Bullrich y las terminales de Milei y cía. La derecha fluye aún sin definición táctica, mientras el FdT aumenta su discrepancia lejos de debate en la base.
