El autogolpe de Jair Bolsonaro
Pone a prueba las fuerzas democráticas de Brasil y de todo el continente
Por Omar López (Para leer con deseo de poder)
La Internacional Progresista afirmó que el presidente de Brasil «intensificó sus ataques en contra de las instituciones democráticas» y que el 7 de septiembre habrá una movilización de «supremacistas blancos, la policía militar y funcionarios públicos». Un documento firmado por 150 prominentes figuras políticas de 26 países, consideró como ataques del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, a la democracia y alertó sobre un posible golpe de Estado en ese país, justo antes de la marcha oficialista que se celebrará mañana contra el Supremo Tribunal de Justicia (STJ) que investiga al mandatario. Bolsonaro ha perdido poder y está cerca del juicio político. Aún resiste con apoyo del núcleo del ala más dura de las fuerzas armadas y un sector de la derecha que no termina de abandonarlo. Las causas en su contra se siguen sumando a diario; el parlamento pide iniciarle juicio político, y en su entorno crecen las causas por corrupción, enriquecimiento ilícito, que ahora hacen foco en sus propios hijos. La suspensión del partido entre las selecciones de Brasil y Argentina es una operación tan brutal como el desorden de sus principales líneas de acción política. Pocos pueden comprar la cínica preocupación por la salud frente al COVID del mayor mandatario fascista de la región; Al 31 de agosto de 2021, más de 20,7 millones de casos acumulados de COVID-19 habían sido registrados en Brasil. Esta enfermedad causada por el virus SARS-CoV-2 fue registrada por primera vez en territorio brasileño el 26 de febrero de 2020. Asimismo, la primera muerte registrada fue reportada el 18 de marzo de 2020. Alrededor de un año y cinco meses después, el número de personas fallecidas a causa de esta enfermedad alcanzó las 580.413. Semejante tragedia provocó en Bolsonaro iniciar campañas contra el uso del barbijo y la vacunación. Para él solo se trataba de una “gripezinha”. Renunciaron ministros de Salud, funcionarios y se ganó el repudio de la comunidad científica internacional y protestas de la OEA. Bolsonaro y Macri son en este aspecto dos caras de una misma moneda, la del desprecio por la vida. El ex presidente argentino aún sigue provocando con sus opiniones sobre salud, prevención, vacunas y economía, tras desmantelar el sistema sanitario nacional, cerrar el ministerio de Salud, entre otros como el de Trabajo, desmoronar la producción, cobrar tarifas impagables, rebajar el salario , abandonar la industria, producir la timba financiera y dejar un cementerio de desocupados, mucha pobreza e indigencia. Ambos, en Brasil y Argentina violaron a su sociedad, fermentaron odio, desencuentro y le dieron la llave de todas las puertas de la riqueza a las poderosas corporaciones que hoy siguen golpeando contra el gobierno democrático del Frente de Todos.Ambos prototipos de la inquisición neoliberal se sostienen con operaciones de inteligencia comunicacional, grupos de tareas de sicarios en los estrados judiciales, y sobre todo, se apoyan en las resacas culturales que engendraron en la sociedad durante años de penetración. Es de gran valor la denuncia de La Internacional Progresista, aunque también se debería hacer foco en la debilidad de la movilización política entre las naciones del continente y el mundo todo. Cuánto se necesita para recuperar aquella constitución de los movimientos populares para articularse por la conquista de la democracia y la liberación de sus pueblos, como sucedió en Mar del Plata, cuando se dijo No al Alca. Qué lecturas se perdieron sobre los nuevas bases de operaciones de los imperios dominantes del capitalismo salvaje y sus sociedades con muchas potencias. Es cierto que los movimiento sindicales y las organizaciones sociales, territoriales sufrieron diversas parálisis ante una nueva relación de fuerzas, ante la complejidad e iniciativa del criminal poder del neoliberalismo, que no viene de ahora, viaja desde lo lejos de la historia y se monta en la vía rápida de nuestras dificultades para una unidad de nuevo paradigma. La palabra dialéctica se origina del griego dialektiké. La dialéctica es el arte de persuadir, debatir y razonar ideas diferentes. Antes de pasar por Marx o Gramsci, estuvieron Sócrates, Platón, y Aristóteles. Para los que aún me leen, disculpas por lo reiterativo; «Lo que le da estabilidad al poder, lo que induce a tolerarlo, es el hecho de que no actúa solamente como una potencia que dice no, sino que también atraviesa las cosas, las produce, suscita placeres, forma saberes, produce discursos». (Foucault, 1926 – 1984). Finalizando, el pueblo de Brasil, Lula, su mayor líder, la refundación democrática del Estado de Derecho, el equilibrio frente al imperialismo geopolítico dominante en América latina, son las piezas de la historia en juego. Es imposible que nos rescatemos y expulsemos al fascismo con un gran documento. Hace falta una declaración de acción. Una acción articulada con todas las fuerzas reales de la diplomacia, la política, la sindical, la social, las universidades, los centros de estudiantes, los profesionales, los docentes, intelectuales, científicos, artistas y hace falta mucho más, ensanchar, ensamblar, desafiar, poner en movimiento un gran acuerdo político por el nunca más del dominio de los Ceos y sus sociedades que gobiernan a los parlamentos, a la justicia, a los presidentes y deciden cuánta verdad matan cada día desde sus industrias de la comunicación, esa dictadura mediática que está por encima de la verdad y la veracidad, por arriba de las pruebas y junto a los accionistas, sepultando la razón, al pueblo con sus necesidades y su derecho. La liberación mayor de este tiempo tal vez sea, otra forma de pensar la conquista de la razón, del poder real, del frente cultural y de lo colectivo, esa argamasa heterogénea capaz de engendrar maravillosas conquistas de la inteligencia y la libertad.
