Ataque de unos pocos para engatusar a muchos
Por Omar López
La derecha criminal, autora del saqueo y el terrorismo económico contra nuestro pueblo, salió a cazar al gobierno.
Pretende detener el reconocimiento mayoritario de la sociedad, frente a la pandemia y enfrentando la descomunal crisis social y económica que dejó Cambiemos.
La jugada es hacer responsable al gobierno de liberar a los presos. Delirio y secuestro de la verdad porque le corresponde a los jueces y no al presidente.
Es cierto que se buscan medidas para evitar los contagios masivos en las cárceles y que la asistencia no se traslade a los hospitales que preservan camas para el pico del coronavirus. Hay una distancia infinita con hacer creer que el gobierno ordenó liberar a los presos y que es el ejecutor de la supuesta decisión.
Hay que embarrar la cancha y detener la simpatía y el respeto creciente a un Estado presente que busca sacarnos de la pandemia económica del macrismo y salvar las vidas frente al coronavirus. Nada fácil en semejante crisis, con la resistencia y cero solidaridad de los multimillonarios que encima despiden trabajadores y pretenden que el Estado le subvencione su riqueza. En este contexto, la derecha se resiste a un impuesto extraordinario a la riqueza. No está en su naturaleza, su ideología, ni en su lógica capitalista.
Por ahora son una patrulla perdida, aunque no desarmada.
Cuenta con los socios mediáticos,grandes encantadores de serpientes y el financiamiento de los trolls en internet. Son los mismos que cerraron el Ministerio de Salud y prohibieron las campañas de vacunación. Los que privatizaron la salud, vaciaron los hospitales y pretendieron apilar varios nosocomios nacionales en el terreno de uno solo. Quienes desmoronaron la mayor autodefensa en materia de infecciones como es el Hospital Malbrán.
Los mismos grupo de asistencia a poder económico que no golpean cacerolas cuando están por enviar a prisión domiciliaria a un genocida que sirvió al terrorísmo de Estado, cívico, empresarial y neoliberal.
Aún redobla el batifondo de algunas cacerolas de familias bien de la ciudad rica, de antiperonistas y antipueblo, de esos aplanados de razonamiento que jamás podrán superar el rango de servidumbre y aspiran a pertenecer a esa clase superior que los usa y descarta siempre.
El gobierno de Alberto Fernández deberá producir la iniciativa política sobre este golpismo creciente. Mentir en semejante tragedia humana, en medio de tanta miseria y apenas sobreviviendo con la justa y democrática asistencia del Estado, es un crimen que se debe castigar severamente. Es contra la naturaleza de nuestro derecho humano que vive en la Constitución Nacional. El gobierno deberá entender que cualquier medida que ensanche su legitimidad, el accionar de un Estado presente a favor de la mayoría recibirá el ataque de quienes aún se creen dueños del país, y tienen el poder suficiente para golpear.
Anticiparse supone pensar políticamente el próximo acto desestabilizador con la mentira como punta de lanza y la crimen de la información como su prioridad para el engaño. Porque digamos una vez más; Los clarines y naciones que abundan y si, hegemonizan la comunicación, ocultan la información, la columna que la noticia.
La batalla cultural no se resuelve con el valioso aporte de asesores, es más ancha, más áspera y requiere una intervención coordinada del Estado y todos «los estados» populares en la compleja geografía de los territorios donde a diario se libra una batalla por la vida. Anticiparse también implica entramar las grandes corrientes de comunicación democrática, popular, comunitaria de medios de baja y mediana potencia, empoderar esa producción con las herramientas del Estado democrático. Hay condiciones para una formidable recuperación de la comunicación democrática que amplíe la capacidad del diálogo.
La cultura dominante no está en retirada, aún sostiene su poder ideológico, cultural y simbólico sobre la sociedad. Saben que la crisis global del capitalismo, pandemia mediante les impacta y se preparan para no perder sus privilegios tras la cuarentena.
