La zoncera mata como el coronavirus.
Por equipo Mate amargo
Los portadores del cultivo de la desinformación, el analfabetismo, aplanamiento social y político desvanecen el contacto con la grave situación que atraviesa a la sociedad.
Puede verse a diario en la subestimación a la pandemia, y se observa viendo a los vecinos en la cola de los comercios. Pocos buscan tomar la distancia recomendada, otros se fastidian o se violentan si le sugieren no encimarse.
La imagen se repite en el curso rutinario de ignorantes y los pobres de información dura.
La campaña preventiva del gobierno es clara aunque insuficiente sin un protocolo mediático que la sostenga de manera permanente. Es claro que la comunicación que pretende el gobierno necesita ser más que nunca, humanitaria y estratégica. Una cosa es ver la imagen de la tele, otra es atender el mensaje, más allá de la conjugación de la narrativa entre la palabra y el paño de imágenes en pantalla. Mejorar la acción voluntaria de “la escucha” es un desafío cuando sobreabunda el oír.
Oír es recibir, escuchar es interpretar.
Hay dos cosas puntuales; la batalla de un Estado dispuesto a salvar la vida de toda la sociedad argentina por encima de la economía, de los mercados y sus dominios estructurales sobre el sistema capitalista, que ciertamente muestra que se desmorona. En eso está el gobierno argentino, con gran capacidad y determinación política, con iniciativa y los defectos propios que aparecen ante semejante desafío.
La segunda cuestión es mejorar el mensaje a ese gran universo de ignorantes que tanto sembraron y riegan los medios hegemónicos.
Es un gran aprendizaje escuchar a los militantes en las barriadas más precarias, conocer de su esfuerzo por comunicar, por escuchar y transmitir. Son tiempos de cualidades y calidades colectivas desde el gran mosaico nacional y popular.
