El notable escritor Philip Milton Roth ha muerto este martes en Manhattan, a los 85 años.
Roth (izquierda) y Kundera
En estos tiempos donde gran parte de la humanidad se exilia de la lectura y del ejercicio de interrogarse sobre su destino terrenal, hablar del enorme Philip Roth, puede parecer un riesgo para estas virtuales páginas donde apenas se leen títulos y sentencias acunadas en el universo falso de la post verdad. Cierto es que Roth es reconocido como uno de los autores más lúcido e inquietante de la literatura estadounidense de la segunda mitad del siglo XX.
Heredero de la cultura judía de sus padres descendientes de emigrantes judíos de Europa del Este.
Philip Roth, fue otro eterno candidato al premio Nobel.
Publicó 31 obras, El lamento de Portnoy (1969), que lo catapultó al éxito con la tormentosa relación con el sexo del personaje Alexander Portnoy.
Creador de la Pastoral americana (1997), Me casé con un comunista (1998) y La mancha humana (2000) –, la trilogía lo elevó sobre sus contemporáneos, aunque ya era un creador.
En 2012 decidió dejar la escritura, y cumplió la premisa hasta su muerte.
Por estas horas se afirma que con la partida de Roth desaparece el último grande de las letras americanas del siglo pasado.
Los críticos más sólidos ubican a Roth junto a Saul Bellow (1915-2005) y John Updike (1932-2009), y una figura central de la fecunda narrativa judía estadounidense al lado del propio Bellow, Bernard Malamud (1914-1986) y Norman Mailer (1923-2007), brillando por su capacidad para profundizar en las obsesiones de la cultura de su propia comunidad.
[De El País de España]
En enero pasado, después de años alejado de los medios, el autor de La visita al maestro (1979) concedió una entrevista a The New York Times en la que afirmaba que la lectura –sobre todo obras de Historia– había reemplazado su pasión por la escritura y explicaba que había dado por finalizada su carrera al tomar conciencia de que había dado de sí todo lo que llevaba dentro: “Había sacado lo mejor de mi trabajo, y lo siguiente sería inferior”. “Ya no poseía la vitalidad mental, ni la energía verbal o la forma física necesarias para construir y mantener un largo ataque creativo de cualquier duración sobre una estructura tan compleja y exigente como una novela”. Cuando optó por dejar el oficio, Philip Roth pegó un post-it en su ordenador que leía: «La lucha con la escritura ha terminado». Para evaluar su obra, citaba esta frase que dijo hacia el final de su vida el boxeador Joe Louis: «Lo hice lo mejor que pude con lo que tenía».
Algunas de sus obras
El lamento de Portnoy (1969).
La mancha humana (2000).
Pastoral americana (1997).
La conjura contra América (2004).
Némesis (2010).
Operación Shylock (1993).
El teatro de Sabbath (1995).
Elegía (2008).
El animal moribundo (2002).