La Patria de Néstor

Por Omar López

A Néstor Kirchner no lo conocí personalmente, lo tuve muy cerca en dos ocasiones cuando su vida ya estaba en cuenta regresiva. La última vez en el estadio Atenas de La Plata, estaba a dos metros y pude ver su figura desgarbada, frágil, su mano temblorosa, su potencia discursiva, que lo acompañó hasta el final. En esa oportunidad reiteró su frase inolvidable; “Qué te pasa Clarín”, “Estás nervioso”.

Antes lo vi desde más distancia en una escuela de San Juan, en ocasión de un encuentro de Unasur. Allí llegaron en helicóptero junto a Cristina y su traslado al recinto fue lento, su cuerpo maltrecho y su paso lento junto a su compañera que lo anclaba sobre su hombro y lo sujetaba con firmeza con su mano.

Tal vez sabía cómo y cuánto estaba sellado su destino y sin embargo priorizaba el contacto con su pueblo, afirmar la custodia que entendía estratégica para dar respaldo y fortaleza política a Cristina Fernández.

Hablamos una vez por teléfono para acordar una entrevista telefónica en nuestro ciclo periodístico Mate amargo, entonces por Radio Splendid, y con la participación de Raúl Dellatorre y Alfredo Zaiat. Recuerdo que Néstor mencionó que aceptaba con gusto, porque sabía de Mate y de su audiencia popular, de su militancia; “con ustedes se puede dialogar, escuchan, dejan hablar”, me dijo con total sencillez. Finalmente se hizo la entrevista, extensa, abierta, sin rodeos, y fue entonces que se me ocurrió preguntar cuáles serían las primeras medidas de alcanzar la presidencia. Su respuesta, mucho tiempo antes de ser candidato quedó en la historia periodística, aunque pocos procuraron difundir. Todas las medidas que enumeró las cumplió una a una. Quitarse definitivamente al FMI, fue una notable pieza argumentativa.

Después supe qué terminada la entrevista, la última que se le realizó en 6, 7 y 8 en la tele pública, le preguntó a Raúl Dellatorre dónde estaba yo.  Néstor señaló entonces que deseaba reunirse con un grupo de periodistas que integraban aquel arco de comunicación en la batalla política cultural.

No fue posible, su muerte no desmoronó, recuerdo las reuniones informales en las largas filas que rodeaban la Casa Rosada, para dar el último adiós, aquellas reflexiones con compañeros, dirigentes sobre la importancia de rodear a la presidenta, de la formación de cuadro políticos, una construcción compleja de tiempo y gran desafío para la formación de referentes con capacidad de interpretar el mundo, sus cambios violentos, la derecha con impune ventaja descomunal comiendo la democracia, engendrando la desinformación, la ignorancia y la violencia en la sociedad.

Néstor tenía la capacidad de comprender a su interlocutor, traducir lo complejo con sencillez, sabía medir entre lo contingente y lo necesario, y distinguía que sin ganar la conciencia para armar un frente popular sería imposible salirse de la ficción democrática que impone el pode real.

Tenía el barro peronista, ese de las grandes odiseas del pueblo para liberar al general, para amar sin vergüenza a la mujer más amada en la historia del pueblo argentino, Evita, la madre de esa patria descamisada que Néstor había empezado a reencarnar. La orden de bajar los cuadros de los genocidas, el pedir perdón en nombre de Estado por los actos de terrorismo del golpismo civil, empresarial, cultural, religioso y comunicacional de la derecha crecida en odio sin fin.

No se repitieron cuadros de aquella generación de los setenta con esa capacidad de interactuar con el pueblo de igual a igual, de saber tejer la trama entre generaciones, advertir las debilidades propias y ajenas, sobre todo indagar en los retrasos de reinterpretación de un mundo que cambia y modifica sus herramientas de dominio y control social.

Me quedó pendiente la idea de una entrevista a campo abierto, una charla sobre cómo superar aquella construcción transversal con tanto fuego amigo y enemigo, claro. Pendiente la construcción de esos cuadros que no reduzcan la capacidad de interrogarse, se construir en el nervio herido de la pobreza y sus retrasos, sus confusiones, sus verdades y esa necedad tan manipulada por el encantamiento mediático de la derecha dominante.

Néstor tiene muchos y justos homenajes, pero pocos copian su espíritu, su rebeldía, su incondicional lugar en el vientre de los humildes, su convicción que evitó nublarse de pragmatismos, y de soberbia.

Esa entrevista es imposible, imaginar el diálogo tampoco sirve, sí tomar la historia y revisar cada paso, acierto, error, pasión, desprecio, fortaleza, debilidad para entender este nuevo tiempo de oscuridad de las ideas, en el reino del odio, lo falso y efímero.

Tal vez, ayude, tal vez, contar cómo entendía la política Néstor, su abajo y su arriba, contar en las barricadas de los barrios borrados por tanta miseria, con tanta bronca y dolor cruzando patadas y puteadas con el lenguaje de las clases dominantes, el relato de esos mismos criminales que desde 1810 nos viven, engañan, asesinan, mienten, saquean y nos inyectan que ellos los manos son los salvadores y los que luchan los que sangran en postergaciones y sueños mutilados son sus enemigos.

La organización de las ideas, el lugar de la identidad, la verdadera, la de crianza y empacho en el barrio, los almacenes, las fábricas, para construir un abrazo combativo que no tenga piedad de expulsar a los usurpadores, a los millonarios a nuestra costa, a los sicarios de la justicia, no hay sueño democrático de Néstor, y menos Cristina, en la continuidad de una mirada política, una lógica a contrapelo del orden cerrado del poder dominante, no hay sueño, si seguimos tolerando la vieja cultura de las ideas del jefe, del comando cerrado, de los cuervos que mean en círculo para que nada ni nadie llegue a pisar su territorio con la más grande y desafiante herramienta revolucionaria, esa cajita de preguntas, de críticas, cajita que trae el olor y el ardor de los lugares donde se cocina la frustración, la rabia, el descontento, donde la confusión los amontona, mientras el enemigo goza su parálisis.

Néstor lo sabía, no comía vidrio, y es nuestra asignatura pendiente.

olopez

Más de 35 años en la comunicación nacional y popular Una propuesta audiovisual en formato de radio y de tele (Mateve/YouTube) Construcción de ideas alternativas en el campo de la batalla cultural Ejercicio de comunicación plural de frente a la unidad en la diversidad Idea y conducción, Omar López. Suscribite a Mate amargo