La muerte que nos nace

Por Omar López

La guerra mundial por el dominio económico del mundo abre nuevos círculos de la extinción humana. El gran Dante  Alighieri, sin duda reescribiría El infierno, primera de las tres partes de La Divina Comedia.  

La pandemia y su velocidad de exterminio enfoca las estructuras desarmadas de los Estados, y despojos de sus políticas asistenciales abandonadas por la lógica que priorizó subsidiar la especulación y la codicia del capitalismo. Default significa defecto; y asistimos a un estallido global de la economía de los estados y de las familias en el mundo.

No estamos asistiendo al nacimiento de un nuevo orden mundial, vemos un espejo que se astilla en la cultura dominante del  neoliberalismo global. Ideas de un pensamiento único que mueren, otras ideas de la solidaridad humana, contra lógica a la filosofía del mercado que tal vez pueda cambiar el viejo sistema dominante. Es la pulseada histórica que comienza en medio del derrumbe del relato de una economía global. En este contexto la deuda externa argentina se torna un tema secundario, la prioridad es la vida y encarar un nuevo salvataje económico con las reservas propias y una acción política que implique a los poderosos que durante el saqueo neoliberal se transfirieron para sí toda la riqueza del pueblo.

El gobierno argentino es la contra cara del egoísmo del mercado. Recupera y moviliza la acción del Estado; reabre hospitales, vuelca la asistencia económica en la sociedad, establece frentes de intervención política de auxilio, habilita en la primera línea protagónica a científicos, médicos, trabajadores de la salud, organizaciones sociales, trabajando en los territorios abandonados por el neoliberalismo. Es un gobierno en lucha por estar presente en el pueblo y  enfrenta la resistencia de las pocas y poderosas corporaciones que hasta hoy dominaron la transferencia de la riqueza en el país.  Volcar el dinero al salvataje de la sociedad frente a la pandemia, evitar que se siga desmoronando la estructura, lograr que quienes manejan el mercado; producción y distribución acepten la ley del Estado o sean intervenidos en función de dar garantías a los derechos de la salud, del consumo y la refinanciación de créditos para financiar los diversos frentes productivos. Es una decisión política, compleja aún en una sociedad mal informada, asustada y medianamente unida frente a la comprensión de una epidemia  que termina arrasando la rutina familiar y la del ingreso en la economía formal e informal.

Sucede en tanto se levanta una voz en el mundo que nos habla de la condonación de las deudas. El rumor es una certidumbre política que proviene del temor de los altos mandos económicos globales. Postergar deudas y tratar de salvar el derrumbe su sistema de dominio financiero. Esa es otra batalla.

Se difunde que la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo prevé una pérdida de ingresos globales de 2 billones de dólares. La Organización Internacional del Trabajo estima que 25 millones de empleos en el mundo están en riesgo. Poco y nada se difunde de las pérdidas humanas, de las vidas perdidas, del nuevo desorden humano en cada hogar con sus muertos y su quiebra económica, los desocupados y las incertidumbres, los sentimientos ante lo que no se puede predecir. Nada sobre el quiebre de imaginar el destino familiar. Ese infierno abarca ahora toda condición humana que germina una nueva mirada del sujeto, otros movimientos sin precedente de la sociedad colectiva. La pandemia y cuarentena, en nuestra Patria y en el mundo reactivó progresivamente nuevos contactos con la realidad, nuevas preguntas que circulan en la sociedad, otros entramados de cada uno de nosotros con los sentidos y los orígenes. En medio de tanta incertidumbre y necesidades sin resolver que nos queman, se instala otra manera de pensar  la existencia en la circunstancia y en una particular soledad que en la superficie nos aísla, y hacia adentro nos integra en la comprensión de otra necesidad de salvataje colectivo. El Estado encabezado por Alberto Fernández cruza estas rutinas y sus diferentes círculos del espanto. Su mayor y visible trabajo es interactuar con solución material sobre este salvataje dinámico que cruza la vida, la solidaridad, la pelea con los grupos económicos dominantes que fermentan codicia y odio de clase, y solo el Estado, con la Constitución en mano y fortaleza política puede exigirles y controlarlos.

Hay virtudes, defectos, y una apuesta a salir del círculo mortal con política – aunque en ella conviven viejos pragmatismos y sus soportes culturales del pensamiento dominante- desde el vientre popular, incluyendo. La salida de la pandemia no admite al ser humano como daño colateral. La inversión de la prueba es la acción que con sus dificultades encara el gobierno del Frente de Todos. Nos compromete movilizarnos en ese apoyo. Movilizar la idea; recorrer nuestro mundo presente, en casa, atender qué nos transforma y dónde está esa Patria con el otro. Ser parte de reconocernos y discutirnos mirando lo que vendrá, pujando los nacimientos del porvenir, porque hemos aprendido que después de la noche se impone la luz y descubrimos que otra idea menos egoísta y más proclive a pensarnos puede amanecer en medio de tanto dolor.

olopez

Más de 35 años en la comunicación nacional y popular Una propuesta audiovisual en formato de radio y de tele (Mateve/YouTube) Construcción de ideas alternativas en el campo de la batalla cultural Ejercicio de comunicación plural de frente a la unidad en la diversidad Idea y conducción, Omar López. Suscribite a Mate amargo