Cristina, su texto y contexto

Por Omar López

La vicepresidenta repasó la histórica persecución política, la guerra jurídica y mediática que la condenó en la causa Vialidad, el intento de asesinarla, y afirmó que no pretende “dejar al peronismo en una situación de debilidad electoral en pleno proceso electoral”.

A días del acto del 25 en Plaza de Mayo con ella como única oradora, y leyendo la construcción política de que acceda a ser candidata presidencial, Cristina recordó: “Está muy claro lo que dije y publiqué el otro día, que no es más que la ratificación de lo que dije el 6 de diciembre (de 2022), y remarcó que “puedo tener muchos defectos pero soy una persona que cuando habla sabe que la palabra de quien ha sido dos veces presidenta y lidera una fuerza política, debe ser ejercida con total y absoluta responsabilidad. No me manejo hormonalmente, siempre me he manejado con mis neuronas”.

Cristina volvió a analizar el texto y el contexto político desde cómo y por qué se constituyó el Frente de Todos. La elección de los referentes que unieran las fuerzas de un peronismo capaz de derrotar a la derecha y asentir que no su pudo respetar las promesas electorales. Tema crítico de peso y tracción política hacia las corrientes militantes.

La vicepresidenta proyectó la necesidad de un programa preciso de gobierno: “proponerle a la sociedad algo diferente, algo diferente que se puede hacer”. Explicar cómo se logrará cambiar “esta regresión que tenemos en la distribución del ingreso”.

Cristina dejó en claro que es una situación política crítica, ella optó por decir “difícil”; “ganar la elección depende de que volvamos a enamorar a la sociedad. De que volvamos a convencerla de que hubo un tiempo en que los argentinos y argentinas vivieron mejor, porque es mentira todo eso de que ‘todo fue una porquería”.

«Voy a cumplir el rol de siempre, que es el de una militante política que hace todo lo que tiene que hacer para que lo que considero que es lo mejor que le puede pasar a los argentinos, les pase».

Cristina apostó a señalar una necesidad de recambio generacional en la política, capaz de sostener y proyectar ese programa preciso de gobierno, capaz de saldar las asignaturas pendientes, la historia misma del peronismo y sobre todo cargar de carácter, rebeldía y precisión de ejecutar ese gobierno popular. Un desafío que va más allá de su intención de pasar la posta a “los hijos de esa generación diezmada sean los que tomen la posta”. O sea, los que se pongan al frente del movimiento nacional y popular.

Propone calzar la historia de un Estado que distribuya la riqueza y no la entregue políticamente. “Revisar el acuerdo con el FMI”.

Hay tanto para preguntarse sobre las propuestas, por ejemplo, imaginar cómo se afirma ese Estado debería ser el formador de precios.

Que hoy los precios sean formados por los grupos económicos dominantes habla del fracaso político de las fuerzas democráticas en el rol protagónico del Estado. También pone el foco en el atraso e  interpretación de lectura política sobre la crisis sistémica del modelo capitalista global, la convulsión geopolítica en su diversidad de perfiles de construcción de poder universal.

El saqueo sin fin de los grupos económicos dominantes, sin temor a castigo alguno, se afirma en su sólido control del Sistema que ordena la lógica del capitalismo, sus nuevos modelos de ocupación en la operación financiera, y a dinámica de los asaltos en el mercado.

Cristina no es candidata porque no la dejan, se lo impide la derecha que tiene cautiva a la democracia, asalta la constitución el bolsillo popular.

Sin duda el 25 de mayo podrán abrirse definiciones políticas que podrán determinar el futuro democrático. Algunos analistas y una parte de cierta dirigencia enmascarada de peronismo hablan del renunciamiento de Cristina. Puede sorprender la respuesta –que al igual del programa de gobierno para la próxima elección ya está escrito- de una conductora (especie de primera ministra), que vuelva a delinear una unidad capaz de leer los cambios en las categorías políticas y electorales que se disputa, de interpretar el hartazgo, el enojo, y la desesperante condición de sobreviviente de una sociedad que se empobrece velozmente. Nada sencillo conviviendo con tanta dirigencia –una tanda de gobernadores y otra de sindicalistas- asociada al poder económico real. Cuando se tragan zapos para garantizar un triunfo habrá que pensar cómo se los vomita sin perderse en la descompostura. Que un viejo operador del terrorismo de Estado, de los fondos mafiosos del movimiento narco sindical como Barrionuevo respalde la candidatura de Wado de Pedro, es una alarma para veteranos que atravesaron, sobrevivieron el terrorismo de Estado y la llegada de esta asociación mafiosa del poder real. La lista de los entregadores del pueblo es enorme y la idea de cambiar esa historia sólo admite una construcción de poder cultural, político engendrada en hacer el amor en el territorio, con la intensidad de cambiar el pensamiento que es atravesado por la necesidad, con la urgencia de recalibrar la escucha y sacudirse los pragmatismos y las pendejadas de muchos políticos, algunos con lindos discursos, pero, envueltos en la oscura lógica de un mando de sus estructuras donde la democratización de la palabra es sacrificada con el mismo desdén que el capitalismo borró el sentimiento a la verdad.Cristina podrá abrir o cerrar muchos interrogantes, sin duda su pulso intelectual y político, su manejo de la estrategia el mayor caudal en el crítico presente de las fuerzas democráticas populares. Con ese liderazgo no alcanza si se repiten alianzas y mecanismos de conducción que no resguarden la construcción de poder popular, de la juventud militante, de las referencias que nunca se entregaron al poder económico absoluto, para que los zapos a tragar no envenenen y nos maten definitivamente.