Tempestad
Por Omar López
Abajo se abrochan los latidos de los amuchados, suben sus labios hasta el balcón. La piba del pelo de fuego escala la espalda del pibe, está más cerca del cielo y grita su rebelión. Besan los gestos que brotan en el bailecito. Arriba chisporrotean lucecitas rumbo al futuro. Abajo dos chicas se cosen las manos de amor y besan al viento. En esa esquina de San José la noche fue vencida. La madre flamea la foto de la lideresa cuando el crio se prende a su teta y la vida se descorcha de espalda a los mecanos difusores del régimen.
La bala no salió y llegó el fallo de Magnetto and CIA, y de pronto se alzó la tempestad con tanto oleaje de amor. Enrulados en la tormenta la vieja y el viejo empujan las memorias. Marchan obreros y militantes, maradorianos y travestis, el mundo sin carnet partidario.
La tempestad levanta adoquines y flotan palabras unidas. Nada está separado arriba en el balcón. Abajo donde todo vuelve a empezar y la lluvia bautiza el incierto rumbo del porvenir. El amor cruzando cordones y cantando rebeldías florece esperanzas y crecen las ideas rasuradas, escapan los traidores cuando el corazón grita junto a la conciencia.
Los jóvenes vienen con el perfume de las distancias, con la niebla de los barrios y escuelas.
Y se agitan los sonajeros militantes
Parece bailar meciendo el gesto del antes de la batalla.
Hay un cuerpo que baja y sube
Sube y baja como la bandera que flamea entre las luces de mañana
Hay un darse cuenta que la historia que se ahoga pide rescate
Y se vuelven a abrochar dispuestos a flotar en la tempestad.
Se divisa entre las brumas del odio y los entregadores la costa
Desde el balcón la mano apoya el corazón cuando se grita tierra
Y se alzan los brazos como remos
Las manos brillan con las ideas alzando un nuevo nacimiento de incierto porvenir.