Pañuelos verdes y un movimiento cultural, social y político de honda transformación
Corto. La vida marcho con ellas que cargaron la lucha y la razón sobre sus cuerpos. Mientras su idea de esgrimir el derecho a la vida dentro del Parlamento muchos especulaban con los celulares atendiendo llamados y presiones.
El Patriarcado y la cruz, los sistemas de control de una sociedad capitalista, vieja, indiferente, cada vez menos indiferentes, gracias a ellas.
Reclaman el derecho al aborto. La educación sexual, la reformulación cultural en un país que merece volver a estrecharse a no temer acercarse y sostenerse a sí misma, a descubrir tanto amor desbaratado por el capitalismo…
Ellas marchan y siguen pariendo otra formas de amar la libertad, el derecho a la vida, el derecho a la libertad de su cuerpo, el derecho a elegir su rumbo, el derecho a no depender de la inquisición, de la vieja y nueva iglesia.
Ellas ya ocupan con sus pañuelos verdes un símbolo tan ancho y conmovedor como sus Madres y abuelas de Plaza de Mayo. No son un fenómeno, son el resultado de amasar una conciencia, como elaborando un pan compartido, un amor desanudado, ellas, son eso, una elevada catarata de abajo hacia arriba, destrabando compartimientos estancos, abrazando las interpretaciones y las originalidades de cada mujer enfrentada a cada sometimiento, a sus dolores y sus encubridores. Son la expresión de una idea revolucionaria que viene a cambiar el desequilibrio dominante del Patriarcado. están cada vez más hermosas con la idea floreciendo, están cada vez más políticas y abrazadoras con sus símbolos y aprendizaje, están en la calle, en la brasa, en la mugre, la diversidad, en los vientres colectivos, en los vientres de pensamiento para articular una fuerza que sostenga una lógica de libertad divina, una humanidad que se construye en la tierra y desde lo personal, lo íntimo para alzarse entre las ramas de las redes intensas, de todos los relatos, los buenos, los incompletos,como esos que defienden la vida y la libertad pero se arrodillan ante la vigilia vaticana para decir no al aborto, en fin, su lucha es como la lucha de las esclavas, sus compañeros y sus hijas, hijos, que empuñaron la memoria, mecieron la historia propia en el recuerdo eterno para no olvidad el orígen y el destino final de su necesaria libertad. Ni una menos es un movimiento cultural, social y político que se ha instalado en la lucha popular argentina y ojalá identifiquen su traza los políticos que dicen querer cambiar la moral de los vampiros del capitalismo.