La libertad de la mentira
Por Mate amargo
La información es un recurso insustituible en el quehacer político. Quienes tienen responsabilidad de gobierno necesitan conocer lo que acontece más allá de su entorno. El jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires tiene información sobre lo que pasa en su territorio. No desconoce la grave dinámica de la pandemia, el violento incremento de contagios, muertos y cuánto de todo eso lo multiplica la circulación permitida y poco o nada controlada. No desconoce los datos duros, precisos y mortales de esa circulación descontrolada en ir y venir a la escuela, cómo envuelve el aire con mortaja a los padres y familiares que llevan y traen a los pibes. Nucleos familiares que por cierto viven antes, durante y después de llevar y traer a los pibes de la escuela, una rutina social con sus trabajos.
Rodríguez Larreta está informado sobre el colapso sanitario, sabe que al día de ayer a la Ciudad le quedan 120 camas libres, al Gran Buenos Aires, 800. Sabe que el 60 por ciento de las muestras que se tomaron son de cepas de Manaos y cepa inglesa en la Ciudad, más contagiosas y mortíferas; el 40 por ciento en la región metropolitana. Menos desconoce que Alemania decidió cerrar escuelas cuando los casos superaban los 165 casos cada cien mil habitantes. Uruguay lo hizo al alcanzar 661 casos, Francia con 700 casos, CABA tiene hoy 1.470 casos cada cien mil habitantes en los últimos quince días, y Gran Buenos Aires 1.000 casos cada cien mil habitantes en los últimos 15 días. Son pruebas irrefutables, no decoración mediática.
La Provincia de Buenos Aires anunció ayer un fondo de ayuda económica distribuido en distintos sectores sociales de 70 mil millones de pesos. Nación 500 mil millones. La Ciudad de Buenos Aires, no hizo anunció alguno y además sigue recortando los fondos del presupuesto educativo.
En el marco de una obsesión política, electoral y con eje de demolición de la imagen del gobierno nacional, la derecha enarbola el sentido de la libertad para educar a los pibes, sabiendo que la realidad a la que condice a la sociedad es mortal. Pesa más la interna por posicionarse en la pulseada por hegemonizar el armado electoral opositor que la tragedia que nos abarca la pandemia. La información veraz, probada, científica, irrefutable, enraizada en lo real, concreto e incuestionable es deformado por la intencionalidad de intereses políticos, ideológico, por una cultura déspota, cínica y bestial que desde los años sesenta sostiene la clase conservadora, neoliberal de nuestro país.
