Hace 70 años que la alianza del poder económico ordenaba derrocar a Perón.
Setenta años después el poder económico, frustrado en su asesinato a la dos veces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, producen la proscripción de CFK.
Los grupos de la inteligencia empresaria cruzada de sicarios de embajadas y CIA temen que el incuestionable liderazgo de Cristina Fernández, deje en corto plazo una organización, un nuevo recambio de cuadro, otra generación capaz de replantear la disputa económica, la cultural, la reorganización revolucionaria del peronismo y un nuevo escenario frentista.
Volviendo a 1955, antesala de los desatados terrorismos de Estado, el 16 de junio de 1955, a las 12,40, aviones de la Aviación Naval y parte de la Fuerza Aérea sublevadas contra el gobierno constitucional de Juan Domingo Perón, lanzaron sobre Plaza de mayo y la Casa de Gobierno más de 14 toneladas de bombas. Perón muerto. El peronismo enterrado, el pueblo inocente masacrado.
Un año antes del bombardeo, el peronismo había triunfado en elecciones generales que se celebraron para elegir vicepresidente para cubrir la vacante que se había generado en el cargo tras la muerte de Hortensio Quijano. Perón se impuso con el 62,54% de los votos. A la oligarquía y embajadas de los imperios dominantes les quedó claro que Perón no podría ser derrotado en las urnas. El voto popular con trabajadores que conservaban un 53 por ciento de la participación del PBI, cifra record en la historia continental, aplastaba a la opositora alianza integrada por la Iglesia Católica, la Sociedad Rural, el poder empresarial de la burguesía terrateniente y su brazo subordinado en grandes sectores del generalato de las Fuerzas Armadas.
Hace 70 años que la alianza del poder económico ordenaba derrocar a Perón mutilar ese proceso político ascendente del pueblo trabajador.
La Aviación Naval con la coordinación de un joven Eduardo Emilio Masera y la Fuerza ejecutaron el plan ordenado por el gran capital y mutila en derechos y garantías al pueblo trabajador argentino.
Un año antes del bombardeo, el peronismo había triunfado en elecciones generales que se celebraron para elegir vicepresidente para cubrir la vacante que se había generado en el cargo tras la muerte de Hortensio Quijano. Perón se impuso con el 62,54% de los votos. A la oligarquía y embajadas de los imperios dominantes les quedó claro que Perón no podría ser derrotado en las urnas. El voto popular con trabajadores que conservaban un 53 por ciento de la participación del PBI, cifra record en la historia continental, aplastaba a la opositora alianza integrada por la Iglesia Católica, la Sociedad Rural, el poder empresarial de la burguesía terrateniente y su brazo subordinado en grandes sectores del generalato de las Fuerzas Armadas.
El crimen de las clases dominantes nunca se detuvo. Muerte cultural, económica, y secuestro de la Ley, condenando nuestra Constitución y estado de derecho al exilio permanente. El terrorismo del poder económico fue mutando; las bombas, silenciar el peronismo, enterrar sus ambiciones de distribuir la riqueza, los golpes de estado, el terrorismo de estado y nuestros treinta mil desaparecidos, los crímenes de lesa humanidad, la muerte de Derecho, el ahorcamiento de la razón, la producción de la falsa información, el desmantelamiento del pensamiento crítico, la memoria oficial que borra la historia, la maquinaria de los sentidos, símbolos, modelos del patrón sobre una condenada siembra de ignorancia y desprecio al bien común y colectivo.
Mate amargo selecciona el siguiente trabajo publicado por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación y la Secretaría de Derechos Humanos, 2015.
bombardeo_16_de_junio_de_1955_ed._revisada-_digital__2_.pdf