Gobierno en demolición y estallido en puerta
Por Mate amargo
El gobierno afirmaba la semana pasada que ya estaba cerrado el acuerdo con el FMI por 20 mil millones de dólares. El ministro Caputo aseguraba que el monto sería girado en tu totalidad.
De inmediato fue desmentido por el Fondo. El caos se acrecentó como las contradicciones en el seno del poder ejecutivo. En Washington trascendía la información que media docena de miembros representantes de países poderosos presentaban queja a la titular del organismo financiero. Quedaba demostrado que lo anunciado por Caputo y el presidente Milei era falso.
Leandro Renou revela en la edición de Página 12, domingo 30 de marzo, que “Lo que hay hoy son diferencias visibles entre el Staff del FMI y el Board, que es el validador final y el que define la cuestión cambiaria, es decir, cuánto tendrá que devaluar el Gobierno. ¿Por qué? porque el Staff quiere un crédito político a Milei, avalado por Estados Unidos, y el Board, los países, advierten que esto ya ocurrió y terminó mal”.
Los votos del board están muy definidos. Cada estado soberano tiene un porcentaje de votos dependiendo de su PBI; reservas y aportes directos al funcionamiento del organismo con sede en Washington. Cualquier acuerdo normal (stand by o Facilidades Extendidas) es aprobado con un porcentaje mínimo del 70%; pero se necesita mayoría del 85% para planes especiales o alteraciones de la Carta Orgánica. Recientemente esta mayoría fue la necesaria en casos como la crisis griega de 2010 y la de Portugal de 2011, (fuente Ambito Financiero).
Lo concreto que no hay nada resuelto; la información surgida desde el corazón de la mesa directiva del FMI señala un crédito de 20 mil millones de dólares, con 5 mil o con suerte 6 mil millones serán de libre disponibilidad, y el resto para pagar vencimientos.
Lo más determinante informativamente resulta que el Fondo pretende otorgar al gobierno 2 mil millones de dólares entre mayo y noviembre, luego de toda aprobación formal de la mesa directiva, y otros 3 mil millones de dólares tras las elecciones, devaluación previa. Cómo se lee la encrucijada del gobierno de Milei, entre lo que pide y la realidad que se negocia es muy diferente.
El tiempo se acaba y no se observa una reacción del Ejecutivo argentino para intervenir ante la crisis.
El mercado gobierna la sangría de dólares de un gobierno que pierde capital político y confianza financiera.
La otra gran negociación desaparecida de los medios hegemónicos ocurre barrio adentro del territorio popular. El crecimiento de la pobreza, la indigencia, y el hambre no cotizan en ningún cálculo del mercado ni del FMI, pero su poder puede cambiar el rumbo político de esta tragedia gobernada por las viejas castas, mafias del poder económico real, los que no se nombran con todas las letras, y mucho menos se informa sobre su accionar, operaciones diplomáticas en el FMI, operaciones de inteligencia, compra y venta de representaciones que regulan la ficción de una democracia cautiva, un estado de derecho en campo de concentración y una justicia que más tarde o más temprano deberá pagar con la cárcel su traición a la Patria.