Frentes sindicales «combatiendo al capital»
La CGT piensa en discutir un poco más, puertas adentro, si negociar o enfrentar el proyecto del gobierno de reforma laboral.
Los integrantes del Concejo Directivo conocen al detalle la dosis de arsénico que trae dicha reforma.
Saben además que sólo se evita parándose de manos con un plan nacional de lucha; huelga e intervención política de los trabajadores con todas las corrientes opositoras. No desconocen los caminos legítimos, y los que hasta ahora muñequea la vieja guardia de sindicalistas empresarios asociados al gobierno.
La última foto del Consejo Directivo de la CGT denuncia el paso de los años, la inmortal permanencia en los cargos de la gran mayoría de los protagonistas, salvando claro, otras referencias, legitimadas por sus bases en procesos electorales participativos, democráticos y con impulso de los propios trabajadores, como la Corriente Federal con Bancarios a la cabeza. Sería desafortunado meter a todos en la misma bolsa y no comprender las complejas luchas que se libran entre los distintos frentes de la unidad cegetista, que hacen y destruyen acuerdos cada día.
La lucha contra la derecha ultra neo liberal que gobierna no tiene destino representada por corrientes gremiales que son empresarios y administran el feudo sindical.
El castigo que recibe el pueblo trabajador merece una dirección combativa en términos de capacidad de crear condiciones de unidad en la diversidad, sin vueltas y ensanchando todos los parámetros de la movilización popular.
Se necesita una CGT de lucha nacional, de ocupación territorial en las regionales sindicales, articulando con las agrupaciones de base, con los comerciantes, con las Pymes, con los estudiantes y los profesionales. La CGT debe ser apropiada por la clase trabajadora y cerrar el ciclo de pactos y entregas.
Muchos intereses operan en tanto se tejen y destejen otros frentes de unidad, dentro del partido justicialista, en las intendencias y con el kirchnerismo. Unos tienen el poder de sus asociaciones directas con el poder económico que los fue apropiando para si. Otros están a dos bandas y tironeados por otras historias de su pasado combativo y sus bases populares. Una tercera parte tiene menos estructura y poder político, cuenta con la legitimidad de la base y un recortado respaldo de muchos municipios que viven como los teros; gritando en un lado y poniendo los huevos en el otro.
Son apenas pequeñas partes visibles de un complejo momento político que los detiene mientras el oficialismo sigue cargándose a los trabajadores, ahora a la clase media, vaciando al Estado, dinamitando con el endeudamiento al país y prendiendo fuego la paz social.
Cómo Barrioviejo y Moyano padre, planean resucitar a las 62 Organizaciones sindicales peronistas, habrá que preguntar que nuevo acto político de creación de una unidad combativa hace falta pensar por fuera de las viejas guardias colaboracionistas.
MATE
