ES FALSO QUE SE NOS FUE EL QUERIDO PEPE MUJICA
Por Omar López
Los grandes padres de nuestra historia jamás parten. Está en nosotros dejarlos ir.
Su lucha fecunda y la evolución de su pensamiento revolucionario, su porte ético a la elevación de la condición humana, desenfundando un humanismo crítico, acomodando giles y burócratas en los estantes de las antigüedades. Pa los traidores tuvo la piedad de superarlos con elevación política, audacia intelectual, picardía atada a los cordones de las calles desiguales de la historia.
Y el PEPE seguirá alertando, en estos tiempos de conciencias chiquitas, de desquiciados mentales alzados al poder por el entreguismo ético, de la identidad y la cultura de muchas conducciones del espacio nacional, popular. Egoísmos en frasquitos de personalismos, tan funcionales al viejo poder, ese patrón criminal que sigue al mando.
El PEPE sigue alertándonos sobre el lineamiento comunicacional, que sube y baja el precio del odio, vende o remata la carrera de los políticos sicarios.
El Pepe y su gran capacidad de comprender todas las muertes; de las ideas, de los vencidos, de los dispuestos a no dejarse vencer.
Y en cada desaparecido él reinterpreta la nueva siembra, el nuevo surco por donde transitar la edificación de una juventud pensante, creadora, capaz de amar y parir lo colectivo, dispuesta al mayor combate del presente, el real de empuñar ideas y calzarlas en el andar de la razón donde no se manda, se convence, no se obedece se acuerda y comprende. El Pepe detesta la burguesía militante, el negocio de la política enmascarado en ansiosas juventudes sacrificadas en un rayador partidario cínico capaz de ahogar el desafío de analizar el momento, la acción de las ideas, conjugar el instante táctico, el resorte estratégico hacía mayor volumen, intensidad y definición de la política. De eso que no hablan los mediocres portadores del verticalismo.
Porque la participación que se acuna en la escucha, que se alza en el maravilloso impulso a sostener la idea, encajándola en cada brazo, adecuándonos, al soportar las marchas desiguales, los débiles o los autoritarios.
Cualquiera que repase porque aún seguiremos batallando por retomar la lectura, discutir con las ideas, leer, pensar y no gesticular saberes envasados al vacío total por la manada de servidores del régimen del poder real, los invasores de nuestras vidas, los depredadores de nuestras riquezas, la inquisición de brutales atormentados mentales, enfermos de odio, que logran convencer a sus víctimas que la muerte es la moda que mejor les sienta, porque ese verso peronista, kirchnerista de la vida trae dolor, y mucha mugre. La verdad, ya lo advirtió el PEPE, se puede combatir, con humildad, sin miedo a que un colectivo supere nuestras debilidades.
PEPE siempre de pie, en una esquina encarando a la injusticia.
Siempre presente en los jardines donde la piba y el pibe revuelcan su gozo, su amor, su desesperado porvenir. Siempre, avistando el amor valiente de esas dos hermosas mujeres, siempre, festejando la voluntad de amar, la valentía ante la defensa del destino común. De los dos hombres, de una mina y un fulano, de dos mujeres, del universo que se acuna en nuevos destinos, tan viejos como la existencia humana tanto como la Inquisición de la Santa cruzada religiosa de corsarios y mercenarios que aniquiló toda evolución humana, a toda evolución, menos las de los usurpadores de la tierra y del capital.
Y así estamos, preguntando al Pepe si tiene bastante yerba pa el viaje, si dejó los apuntes para seguir escribiendo, sí nos seguirá contando como venció el cadalso y se elevó por encima de los falsos dioses, de carne, con huesos quebrados, pero con la dignidad furiosamente iluminada.
El PEPE recién anda pegando la vuelta, flotando entre los debates, cantando humildad, pidiendo el pan y la caña pa compartir, siempre, pidiendo más besos y escritura para abrocharnos en la batalla cultural.
Pepe sigue acá, abajito de los pobres y sus porvenires rengos, en este costado izquierdo de la latitud sur donde se calzan las luchas, en la Patria de Artigas, de Perón, Evita y el CHE, sí, la lista es enorme, pero vale con la referencia. EL Pepe seguirá donde siga la siembra de tempestades, todas las dignidades humanas arremolinando lucha y razones.
Ahí lo veo empujando con los viejos, de los millones de miércoles de traición, ahí con Madres, Abuelas, con Francisco alentando a esa Iglesia de del cristo de la justicia social, contra toda opresión e ignorancia.
Ahí anda el PEPE, empujando a las ideas al coraje para conquistar la política, otra vez, y para siempre.
El PEPE y su amor a la lucha colectiva, a juntar los porotos pa el gran guiso nacional y popular, que nos alimente para el sano revolcón de nuestra humanidad en la lucha colectiva, por cada momento y el desafío de su merecida identificación particular.
PEPE se queda.