Distribución de la riqueza
Ricos y pobres en el mundo de desigualdad dominante
Por Omar López
La mayor respuesta política después de la pandemia en nuestro 38 aniversario de la recuperación formal de la democracia, y en el Día Internacional de los Derechos Humanos, ofreció la valiosa e imprescindible carga de una corriente de participación social que atraviesa varias generaciones y que resulta imprescindible para afirmar la reconstrucción del proyecto nacional y popular frente al poder real. Junto a los centenares de miles movilizados a Plaza de Mayo hay que observar el apoyo popular para profundizar la determinación política del gobierno del Frente de Todos. El acto de fuerte carga simbólica y definiciones políticas; el espacio entre lo posible y lo necesario, debate abierto que ensancha y proyecta la movilidad política, la exposición de los proyectos avanzados de los gobiernos democráticos en la región, que Lula repasó con emoción y el compromiso de recuperar esos legados en la lucha por recuperar los gobiernos populares en la región. Pepe Mujica, sencillo y profundo al disparar la idea poderosa de la unidad en la diversidad. El contraste de miradas con propuestas por una construcción que corre con tiempo de descuento ante el poderoso rodeo de la derecha regional y mundial. Madres y Abuelas; el mayor símbolo de los Derechos Humanos, y de una evolución política única en el mundo, recibieron reconocimiento y premios merecidos, aunque la política sigue en deuda con la comprensión de su coraje y construcción de un nuevo humanismo político sostenido por un ejercicio abierto de la memoria y la identidad recreada a diario. Ese ingrediente enmarcó el acto político y cultural, del texto al contexto, como le gustaba observar al enorme y querido David Viñas. Madres y Abuelas bailaron en el escenario junto a Cristina, ellas, casi centenarias ofreciendo la juventud de su espíritu brotado de un amor eterno y una rebeldía sin límite. La borrada de los viejos accionistas de la CGT que no se tragan a la Vicepresidenta y su siempre creciente liderazgo popular, y la ancha construcción de La Cámpora. Los trabajadores se movilizaron junto a los movimientos sociales y una mayoría de jóvenes, veteranos, familias celebrando el derecho a vivir en una democracia más profunda que haga posible una justicia para todos y la distribución de la riqueza que hoy encanutan unos pocos. Tal vez ayer se abrió un nuevo ciclo político; cómo sintoniza el debate discursivo y la promesa reiterada en escena lo dirá la capacidad de fortalecer y organizar la voluntad popular de profundizar la acción del gobierno del Frente de Todos. El cuadrante político tiene fuerzas en pugna entre los que pretenden conservar los privilegios que le asigna el poder real en un modelo democrático, vigilado y formal donde su apropiación de la riqueza y control cultural no se modifique. La otra mirada es sin duda el sentimiento y empoderamiento de estar en la movida por más democracia y más profundidad de acción del gobierno popular. Merece atención y «ese afecto del entusiasmo» que precisa entender y proyectar Jorge Alemán (Página 12 / domingo 12/12/2021) debe ser conectado en un toque carnal en la rutina de todes, encarnarnos en ese disparo de feliz determinación y darle brújula para el viaje militante, la aventura de sumarnos y proyectarse, de madurar la idea de esa felicidad que viene de abajo de la muerte desde mucho antes que la pandemia. Y dicho sin soberbia, darse cuenta, que hay carácter en esa felicidad, con sus matices y porosidad social, pero carácter pa interpretar políticamente, en tanta juventud, en tanto medio centro que estuvo, en todes ocupando las ausencias de los viejos accionistas de las derrotas del movimiento sindical y social del pueblo argentino.
Ver a las madres y abuelas, con sus noventa y tantos años, bailando con Cristina, desatando su alegría puede ser el principio de tanto porvenir en zaranda por estos días. La memoria se reescribe y baila frente al silencio y el olvido taladrado por el terrorismo de estado cívico militar que impuso el poder económico. Como dijo Shakespeare (aquel de Romeo y Julieta, che) «El pasado es un prólogo».
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La mayor respuesta política después de la pandemia en nuestro 38 aniversario de la recuperación formal de la democracia, y en el Día Internacional de los Derechos Humanos, ofreció la valiosa e imprescindible carga de una corriente de participación social que atraviesa varias generaciones y que resulta imprescindible para afirmar la reconstrucción del proyecto nacional y popular frente al poder real. Junto a los centenares de miles movilizados a Plaza de Mayo hay que observar el apoyo popular para profundizar la determinación política del gobierno del Frente de Todos. El acto de fuerte carga simbólica y definiciones políticas; el espacio entre lo posible y lo necesario, debate abierto que ensancha y proyecta la movilidad política, la exposición de los proyectos avanzados de los gobiernos democráticos en la región, que Lula repasó con emoción y el compromiso de recuperar esos legados en la lucha por recuperar los gobiernos populares en la región. Pepe Mujica, sencillo y profundo al disparar la idea poderosa de la unidad en la diversidad. El contraste de miradas con propuestas por una construcción que corre con tiempo de descuento ante el poderoso rodeo de la derecha regional y mundial. Madres y Abuelas; el mayor símbolo de los Derechos Humanos, y de una evolución política única en el mundo, recibieron reconocimiento y premios merecidos, aunque la política sigue en deuda con la comprensión de su coraje y construcción de un nuevo humanismo político sostenido por un ejercicio abierto de la memoria y la identidad recreada a diario. Ese ingrediente enmarcó el acto político y cultural, del texto al contexto, como le gustaba observar al enorme y querido David Viñas. Madres y Abuelas bailaron en el escenario junto a Cristina, ellas, casi centenarias ofreciendo la juventud de su espíritu brotado de un amor eterno y una rebeldía sin límite. La borrada de los viejos accionistas de la CGT que no se tragan a Cristina y la ancha construcción de La Cámpora. Los trabajadores se movilizaron junto a los movimientos sociales y una mayoría de jóvenes, veteranos, familias celebrando el derecho a vivir en una democracia más profunda que haga posible una justicia para todos y la distribución de la riqueza que hoy encanutan unos pocos. Tal vez ayer se abrió un nuevo ciclo político; cómo sintoniza el debate discursivo y la promesa reiterada en escena lo dirá la capacidad de fortalecer y organizar la voluntad popular de profundizar la acción del gobierno del Frente de Todos. El cuadrante político tiene fuerzas en pugna entre los que pretenden conservar los privilegios que le asigna el poder real en un modelo democrático, vigilado y formal donde su apropiación de la riqueza y control cultural no se modifique.
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