Coronavirus y los crucificados por Techint
Por Omar López
El grupo de Paolo Rocca explicó que la decisión de despedir a 1450 operarios contratados. “Obedece a la crisis por el coronavirus y el parate de la economía”.
Paolo Rocca es multimillonario, y de una visión expansionista de sus negocios. Su capacidad de intervención en cada crisis económica donde asienta sus reales, es políticamente notable. En nuestro país, es referente entre “los mandos” que dominan la estructura económica.
Se acomodó en la región como el poderoso y necesario “buen amigo del neoliberalismo”, Paolo, Chávez y Néstor Kirchner inauguraron empresas, proyectaron inversiones, y tuvieron el póker político más difícil cuando la revolución bolivariana nacionalizaba Sidor, fabricante de caños de acero sin costura para la empresa estatal Pdvsa. Paolo, propietario de complejo asentado en Orinoco, resistió, pidió el oro y el moro, punzó la diplomacia de ambos países, midió el temple de los dos grandes referentes del nuevo proyecto popular en construcción continental, después del NO al Alca, en Mar del Plata. Paolo se tuvo que retirar de Sidor, aunque logró ser indemnizado.
El 3 de diciembre de 2018, nuestro compañero y amigo, Raúl Dellatorre señalaba en Página 12 que
“Pese a que el recientemente procesado empresario Paolo Rocca se presenta como víctima de los gobiernos de Kirchner y Chávez, una investigación venezolana muestra la otra cara de la trama: la historia de corrupción, abusos de posición dominante y rebelión popular que llevó a la expulsión de Techint de ese país”. En dicha nota se rescata La empresa Techint pagó coimas a ex funcionarios del kirchnerismo para “solucionar la situación de Sidor en Venezuela”, asegura el fallo de la justicia federal en la resolución por la cual dicta el procesamiento de su titular, Paolo Rocca. ¿Pero cuál era la situación que reclamaba solucionarse? Los antecedentes por las cuales el gobierno de Hugo Chávez decidió, en mayo de 2009, renacionalizar la siderúrgica Sidor son poco conocidos en Argentina. Detrás de ese hecho, está encubierta una historia de corrupción, abusos de posición dominante y una rebelión popular que reclamó la expulsión de Techint de Venezuela. Aquí los repasamos, en base a testimonios de actores directos de los hechos.”
El anuncio de despedir a 1450 operarios es la maniobra política económica de Paolo Rocca; una flecha de aviso al presidente Alberto Fernández. Más que extorción es una puesta en marcha de otros mecanismos de mutilación de toda iniciativa en donde el gobierno nacional dispone invertir en la población en primer término y exigir a los multimillonarios que pongan algo.
El sutil golpe de Rocca está sintonizado con la negativa de los super ganadores del neoliberalismo, los bancos que ahora se niegan a aceptar la orden del Banco Central de la República Argentina, que no quieren prestar a las empresas para que paguen los sueldos, a pesar de la resolución del Banco Central (BCRA) que habilita los incentivos que se conoció hoy.
Los grupos de poder del privilegio económico no aceptan la lógica del Estado de subvencionar parte del sistema productivo para garantizar la cuarentena y disminuir el riesgo de crecimiento de la pandemia. Los trabajadores y la sociedad solo son daños colaterales para Rocca y CIA.
La crisis económica tras el saqueo macrista, el enorme, incalculable enriquecimiento de los ya multimillonarios, y ahora, la disminución de la producción y el consumo se asocian y debilitan una economía en terapia intensiva. Es un efecto que debe ser atendido repartiendo esfuerzos y no sacrificando a los que menos tienen. Paolo Rocca intenta poner el eje del lado de la asistencia a sus intereses. Que el Estado siga con la vieja subvención a los poderosos y dejar que reviente el pueblo que sigue pagando la fiesta y el saqueo de los poderosos con su miseria, aún con hambre y ahora con la muerte. Los Rocca no quieren este Estado que interviene con firmeza primero para rescatar al pueblo y no a los inmensamente ricos.
Rocca quiere discutir en el cementerio para que no se toque la acumulación de su riqueza. Que el gobierno sigua subsidiando a los empresarios que están forrados hasta la eternidad y se deje de joder con rescatar a las Pymes, a los monotributistas y al pueblo pobre y sin defensa alguna.
El elenco de la sagrada inquisición capitalista se pone en funcionamiento en medio del espanto. Son muchos y van sacando la cabeza; entre ellos el titular de la UOCRA, Gerardo Martínez y secretario de relaciones internacionales de la CGT, habla por radio desde sus sellos burocráticos y de asistente a los poderosos. Pide que el gobierno revise los problemas de producción y estancamiento de la ya paralizada economía. Martínez, quien en dictadura delataba a los luchadores de su gremio, no tiene interés de preguntarse si alguna vez pueden aportar los que más tienen. Su pertenencia a la clase dominante, más allá de la vieja máscara de peronista, le impide decirlo. Hay que ser cauteloso porque el enemigo del pueblo, hoy con Paolo Rocca en la coyuntura no dejará de meter palos en la rueda para que vuelque el gobierno.
Antes de medir si la cuarentena producida por una pandemia que persiste, se enfoca en la caída económica que sin duda el gobierno atiende a diario; si hasta el 31 de marzo se calcula de 3%, o si es del 5% o el 7 % si se extiende la consigna de quedarse en casa. ¿Cómo se impone que no sigan aumentando los precios, cómo interviene el Estado para aplicar un impuesto a las empresas que acumulan super ganancias. Se trata de cambiar la lógica en función del derecho nacional y popular y no del mercado y sus aliados mediáticos y de la burocracia sindical.