Agencia CHEArgentina

Atravesar el caparazón del pensamiento dominante

 

 

 

Por Omar López

Mariano Moreno funda La Gaceta el jueves 7 de junio de 1810. Pasaron 208 años de aquellas primeras escrituras  de Moreno; “El pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien, él debe aspirar a que nunca puedan obrar mal.”

Moreno tuvo a su cargo la dirección de La Gaceta, escribiendo y compartiendo la intensidad revolucionaria en notables escrituras como la de Manuel Belgrano y Castelli. Eran el núcleo de una Revolución inconclusa, oscurecida por traiciones, crímenes y la notable y vigente desaparición de las ideas de los adversarios del poder político económico y cultural.

Osvaldo Soriano, fundador de Página 12, alma gatuna de nuestra literatura fantástica, política y del periodismo diario fue un incansable lector y escritor de nuestra revolución Patria, inconclusa. Una de sus escrituras editada por Página nos contaba que “Castelli fue el brazo implacable del joven secretario Mariano Moreno que procuraba desde Buenos Aires forzar el rumbo de una Junta formada de apuro: En esos días de 1810 nace la esperanza de una aldea orgullosa que va en busca de su destino. Esos hombres tienen un ideal gigantesco: formar, de la nada, una nación moderna y solidaria, heredera a la vez de la Revolución Francesa y de la joven democracia norteamericana. Todos ellos se perderán en una tempestad de pasiones y desencuentros. En una década de guerras horrendas y proyectos inmensos, esos hombres pasarán a la historia nada más que por creerse sus sueños. Van a la muerte o al exilio por ellos y por el futuro. Escriben sus penas y ocultan sus amores. Creen que la historia está por hacerse y aceptan el desafío. En poco tiempo, el viento de la Argentina rebelde corre por el continente: es en nombre de Mayo que los esclavos se levantan y los pueblos aplastados reclaman justicia. Duró un instante, nada más, pero fue grandioso y vale la pena recordarlo más allá de la escaparapela en el pecho y la aburrida canción del colegio.

Ahora los héroes son estampas congeladas. Ya no rugen Moreno y Castelli, no se desmaya de hambre Belgrano en el campo de Tucumán, no enloquece French ni enfrenta San Martín el dilema de Guayaquil. Queda, apenas, la vanidad de un coraje perdido. Nada que evoque la pasión de aquellos fundadores que no amasaban plata sino ilusiones.

Debemos afinar, que la lucha por la libertad de pensar y hacer la Patria, continúa, con el mismo ardiente deseo de Mariano Moreno, de Rodolfo Whals, Haroldo Conti, y del centenar de compañeras y compañeros periodistas desaparecidos, y afinar otra vez, porque esa voluntad inquebrantable que nos dicta la conciencia se abraza es parte de nuestra revolución de Mayo inconclusa.

Hoy nos encontramos luchando contra un régimen que secuestra y mata los hechos que surgen a diario del padecimiento popular, de las luchas de los trabajadores, del genocidio económico y cultural que produce la mayor industria a manos de las clases dominantes; la producción de transferir riqueza del pueblo a sus paraísos fiscales, de endeudar la Patria para fugar el dinero que piden y que nuestra familia argentina pagará por más de cien años viviendo en los socavones de la miseria, rebajando su condición humana a aquellos escalones del infierno de dónde fuimos rescatados por Néstor y después Cristina Kirchner, en una etapa primaria de una lucha en desventaja contra el principal enemigo, el capitalismo.

La desaparición de toda denuncia es la salida del opresor para que el pueblo no tenga información, comprobación de los hechos, despertar y conciencia de la circunstancia que lo somete.

Para eso tuvieron que desterrar la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual 26.522, que intentó democratizar el ejercicio y la industria de la comunicación, por ende la visibilidad de otros pensamientos, otras miradas en su diversidad cultural, ideológica y creadora. Dicha Ley fué producto de luchas que atraviesan generaciones y batallas culturales y políticas en nuestro país. Una Ley amasada  en un complejo y ancho ejercicio democrático con profundo historial de debate nacional y un protagonismo de todas las partes involucradas como nunca existió en la historia argentina. Una ley con virtud abundante y debilidades notorias de una relación de fuerza ante el tamaño del poder económico real.

Silenciar las voces disidentes, expulsar a dignos trabajadores como en esta página denuncia el colectivo de Telam, como sucede en la mayoría del país, con la ola de periodistas censurados y desempleados. El capitalismo ha comenzado un exterminio en su necesidad de mantener intacto su sistema de control social a través de su comunicación y su construcción cultural, de los sentidos y simbólica. Los compañeros Daniel Cecchini y Jorge Mancinelli escribieron Silencio por Sangre; la verdadera historia de Papel Prensa. Un libro vigente porque conserva intacto a los personeros de la muerte.

La historia se repite aunque hay que insistir porque el poder cultural arrebató la memoria; viajando en el tiempo rescato a Federico Engels. La prensa burguesa reaccionó con una campaña de calumnias contra la proclamación de la Comuna de París (1871) Engels, en carta a su madre le escribía: “Usted lee La gaceta de Colonia y la Gaceta de Elberfeld y siente cómo le van machacando los disparates en la cabeza.”

Es inevitable no acercarse a la imagen de los principales motores de la maquinaria comunicacional hegemónica (Clarín y Nación).

Joseph Folliet, mucho después escribía sobre la propaganda, publicidad y acción psicológica del capitalismo. Su obra, Atiborre y Desatiborre de Craneos es polémica, pero en aquellos años 50 era toda una advertencia sobre el poder de controlar las masas. En su trabajo cita a Aldoux Huxley, profetizando el mejor de los mundos.

El ahora se cruza con la historia de tantas opresiones y también con la literatura que no debemos desconocer y son piezas fundantes de la memoria George Orwell escribió en su obra 1984 sobre “los principios de Neohabla”; llegaría a suplantar totalmente a Viejahabla…

Dice el autor que “el objeto de Neohabla era, no solamente proporcionar un medio  de expresión  ajustado a la doctrina y la indiosincrasia del Ingsoc, sino hacer impracticable cualquier otro modo de dar forma al pensamiento…”

El poder económico que expresa la cultura ultraliberal en este presente necesita nuestro silencio para adormecer al pueblo, controlar la sociedad, entretener a los sujetos aplanados y despolitizar la memoria y la política. Ya no se trata de resistir, o de crear símbolos que despabilen y atraigan la tempestad de repensar los quehaceres de la batalla cultural del presente. Se trata de parir entre las viejas paredes del conocimiento de tantas generaciones de resistencias con las nuevas respuestas y los últimos interrogantes de los jóvenes.

Orientar todas las experiencias y voluntades, aceptar las variantes de los relatos, unirnos en reflexiones colectivas y solidarizar los saberes y las creaciones para organizar nuestros relatos como un gran puño de variada intensidad, de saberes e identidades desde una misma piel nacional y popular. Atravesar el caparazón  del pensamiento único dominante, de los ejércitos culturales, de la derecha que penetra con sus domesticados escenarios audiovisuales a nuestros territorios humildes, descorazonados e inseguros.

Mariano Moreno y su Plan de Operaciones, osado, implacable, sin tregua y sin dudar, amemos esa libertad, esa independencia, aquellos enamorados de la Patria sin esclavos, del pan compartido, del conocimiento repartido con la identidad de la clase nacional, popular destinada a amasar conocimiento para edificar de una vez la revolución inconclusa.

 

 

 

 

olopez

Más de 35 años en la comunicación nacional y popular Una propuesta audiovisual en formato de radio y de tele (Mateve/YouTube) Construcción de ideas alternativas en el campo de la batalla cultural Ejercicio de comunicación plural de frente a la unidad en la diversidad Idea y conducción, Omar López. Suscribite a Mate amargo