Los verdaderos opositores y los celebrantes de la ley Bases
Por Juan Carlos Junio
El Congreso blindado por un dispositivo represivo, propio de una doctrina de guerra interna, expresó la instalación de una política de enfrentamiento a la protesta social organizada. En aplicación de esa ideología se desató una acción violenta contra la presencia popular convocada para demandar al Parlamento en el momento crucial del debate de leyes que perjudican la vida de las mayorías y horadan las conquistas sociales y la soberanía como nación.
Milei obtuvo su primera victoria parlamentaria, luego de seis meses frustrantes de negociaciones y concesiones, que lo obligaron a dejar en el camino partes sustanciales de su proyecto para que “el topo destruya al estado desde adentro”. Sin embargo, se debe asumir como una derrota para el pueblo argentino, especialmente cuando comience a tener efectos concretos en la vida cotidiana. La sanción debería leerse con sus claroscuros, ya que aún queda camino por recorrer, con el trasfondo de la crisis social y económica que sigue agrediendo la actividad productiva, el trabajo y la vida de las familias argentinas.
La observación sobre los celebrantes de la votación en el senado, hecha luz sobre la conducta política que asumieron los legisladores ante una instancia crucial del compromiso con el electorado, sus convicciones y fidelidad a sus identidades y principios. Lo cierto es que quienes salieron de festejo son, en primera instancia, los verdaderos autores intelectuales de la ley y sus beneficiarios directos: las corporaciones empresarias. Unos de los que primeriaron fueron los inversores del omnipresente partido de los especuladores. Otro esperado celebrante fue el FMI que definió lo esencial: “el programa sigue firmemente encaminado” y apoya… ”los esfuerzos de las autoridades por afianzar el proyecto”, aunque luego reclame que “sin ganancias ni bienes personales se compromete la meta del déficit cero”.
Una vez más el FMI es el poder encargado de consagrar el apoyo de los prestamistas y los fondos de inversión a este enésimo plan de ajuste al pueblo y de sumisión a los negocios de la multinacionales. Luego de apoyar y afirmar “que vamos bien” exige ir por más. Ahora con un gobierno directamente de ellos y pro Estados Unidos se propone apropiarse de los recursos mineros, con el RIGI como estatuto neocolonial votado por legisladores miserables que no desconocían el despojo para la nación que implica ese capítulo. En este sentido afirmó el senador Wado de Pedro: “es una rendición colonial ante el poder económico extranjero”… de allí que… «necesitamos dirigentes con el coraje y el valor de defenderlos”. Los señores del petróleo y el gas también alzaron su copa: Marcos Bulgheroni manifestó estar “muy contento por la aprobación de la ley”, ya que “se abren nuevas oportunidades de negocios”.
No podía faltar Wall Street. Sus voceros destacaron: “El HSBC, el JP Morgan y el Bank of America celebran la decisión del Parlamento argentino”. La Bolsa también expresó su algarabía aunque no olvidaron aclarar que se deben revertir las modificaciones hechas en el Senado: privatizaciones, vigencia de la moratoria previsional, no reversión de Ganancias y no reducción de Bienes Personales. Clarín se suma a la exigencia: “ganancias y bienes personales, piden a los dialoguistas que insistan para revertir el rechazo en el Senado”.
La Ley Bases fue votada, pero lo hizo dejando jirones en el camino por el impacto social de los paros generales y las masivas movilizaciones que generaron inevitables resonancias en el Parlamento. Es destacable la posición del bloque de legisladores de UxP en ambas cámaras, varios de ellos reprimidos por orden de la Ministra de Seguridad durante la movilización. Los amigables finalmente, le dieron una ley a Milei y Villarruel, que además les posibilita correr por unos días la exhibición de la crueldad y corrupción del Pettovellogate ocultando en los medios las heridas sociales de su medio año de gobierno con sus 25 millones de pobres, 7 millones de personas con hambre y el 60% de los menores de 14 años en situación de pobreza.
La disputa política en el parlamento desnuda las mutaciones ideológicas trajeadas, como otras veces, con el ropaje de “realistas”, y el novedoso “me debo a mi provincia” de algunos legisladores, como si los que se mantuvieron firmes en sus valores e identidades no tuvieran la misma e imperiosa necesidad de defender a sus distritos y sus ciudadanos. Uno de los elementos políticos emergentes, luego de un tiempo que se mantuvo soterrado fue el eterno retorno del concepto de moderación. Esta posición ideológica es la fuente del relativismo a todo conflicto frente al núcleo del poder económico mediático en pos de la distribución de la riqueza. Se trata de legisladores y políticos quienes en la disputa de poder actúan como un remedo de girondinos ante el jacobino peligro kirchnerista. Claro que lo hacen en negociaciones subrepticias sin la existencia de ninguna gran revolución. Desde esa moderación neorelativista se escandalizan porque Cristina acusó de “votar por la entrega de la Patria” a quienes levantaron sus manos votando el RIGI, que implica la colonización de nuestros recursos naturales a favor de las corporaciones mineras capitalistas.
El senador “peronista” Kueider fue clarísimo: “soy peronista, tenemos que salir del esquema blanco o negro… pero no tiene que ser porque obstaculicemos al gobierno”. El hombre se sinceró: entre lo blanco y lo negro, decidió votar por lo negro. Lo cual implica no obstaculizar a este gobierno de ultra derecha furiosamente anti peronista. No estuvo solo, muchos radicales continuaron su bancarrota conservadora. Cierto es que otros sostienen su identidad e historia partidaria.
Milei logró la renovación del swap del gobierno chino, pero a un enorme costo de su posicionamiento en política internacional anti china, anti rusa y anti americanista. Debió aceptar firmar la renovación del swap ante el politburó del Partido Comunista, lo cual contradice lo dicho a los cuatro vientos en la materia, particularmente que no negocia con comunistas. Hace solo un mes otro “comunista corrupto, Lula Da Silva” accedió a vender el gas que argentina necesitaba para no entrar en crisis energética.