La rebeldía de pensarnos
Por Omar López
El virus mortal desarma ejércitos, y la narrativa mediática de los poderosos grupos económicos empieza a derrumbarse.
La humanidad comienza a comprender de qué se trata.
Se fragmenta la lógica dominante del neoliberalismo.
Cara y cruz de los gobiernos que luchan por la vida y los que sólo salvan al capital.
Los viejos mandatos de apropiación y control de la riqueza comienzan a pulverizarse porque la muerte no paga.
Su probable agonía perturba los secretos controles sobre la estructura de su poder.
Las patrullas de terrorismo financiero empiezan a aislarse; el gobierno argentino los pone a prueba con su propuesta inamovible de la reestructuración de la deuda externa.
Cuánto tiempo pasará hasta alcanzar la decisión política de no pago, definitivo en defensa de la humanidad.
La barbarie del sistema de opresión de una razón modelada por el neoliberalsmo parece detenerse, en el contexto presente, y falta saber cómo continúa la autodefensa ante el virus mortal y la depredación capitalista.
Flota en el aire el virus de un cambio de lógica frente al pensamiento único impuesto por los centro de dominio del poder económico global.
Una modificación en el contrato obligado a obedecer, creer en el falso paradigma y pagar.
La verdad de la religión del mercado, su biblia de neón que destella lo falso sangra ante la evidencia mortal y los pueblos abandonados a su destino.
Sus valores; todos sus formatos de colaboracionismo de la servidumbre política y cultural parecen salirse de su engranaje de saqueo.
El qué hacer y el cómo se vislumbra en el ahora donde en el presente negro se determina el futuro de la vida y una nueva democracia.
El encierro obligado, entre tantas cosas abre el surgimiento de encontrar razones. Un inicial ejercicio de pensar en la circunstancia. Comparar y comprobar. Darse cuenta; despojo, abandono y muerte. Solidaridad, Estado presente al servicio de todos, la salida colectiva, repartir los panes y combatir la injusta acumulación de la riqueza y su genocida sistema de dominio.
El mundo ya no será igual. Las consecuencias de este presente son difíciles de poner en categorías. Lo único claro es hay dos pandemias que aniquilan, el coronavirus que nos mata y el capitalismo que nos sepulta.