La campaña del miedo antes que hablar de la economía y todas sus víctimas
Por Omar López
Cambiemos decidió no tocar el tema económico y tematizar la campaña electoral anunciando un cambio en la ley de imputabilidad a los menores, también promover la deportación de extranjeros. Días tras, la Ministra de Seguridad, Patricia Bullrich anunciaba la compra de las pistolas Taser para usar en trenes y aeropuertos.
Durán Barba proyecta la campaña electoral en base a la idea de la inseguridad que asecha a una parte de la sociedad que aún cree, sin descubrir que la principal inseguridad que los devora como un cáncer es un endeudamiento demencial, la inflación galopante con recesión, con despidos, cierres de fábricas y sin producción ni consumo. La contraparte es la gran fiesta de quienes tomaron el dinero de la deuda y lo sacaron a sus guaridas en el exterior. La gran maquinaria hegemónica que es socia (por ahora) del poder gobernante, emplea sus recursos para ocultar la crisis que golpea a pobres y clase media.
Esos medios empiezan a mostrar dificultades para sostener una imagen positiva del gobierno. Ya el presidente pierde presencia en las tapas matutinas.
En medio de la mano mediática que mece al monstruo habrá que indagar con más empeño intelectual y rigor histórico, sobre las razones que edifican el comportamiento de la ciudadanía a la hora de cambiar ciclos democráticos por otros antidemocráticos.
Qué peso tienen las instituciones; la escuela, la universidad, la comunicación, los gremios, las organizaciones civiles, las construcciones política y cultural de los partidos y los movimientos sociales y culturales.
Sin duda es un proceso complejo sobre la sociedad que no funciona como un bloque, tiene diversas formas de procesar su contingencia histórica, apela a su conocimiento y mecanismos de discernimiento; a sus referencias culturales, políticas y básicamente desde su identidad de clase.
Volviendo al discurso de la seguridad como estrategia electoral de Cambiemos, habrá que indagar cómo se comporta la realidad con los discursos y la anestesia mediática hegemónica, social del gobierno. La olla a presión del pueblo empobrecido, indigente, la clase media en barranca abajo suma y agigantan un cuadro desesperante que se comprueba caminando cualquier barriada del conurbano.
Cómo resolverá la oposición su unidad de acción, su relato sobre Cambiemos, su propuesta en la protesta.
El presente se cruza con el pasado ante una parte de nuestra sociedad que no suele ejercitar la memoria y mucho menos la autocrítica. Sin duda veremos una lucha de contrarios a la hora de los argumentos, en batalla desigual, porque la derecha que desgobierna ha matado la libertad de expresión, ha concentrado en su puño su palabra y ha secuestrado los argumentos del resto que le es crítico.
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