Naufragio de un gobierno criminal
Por Mate amargo
De una quimera dolarizadora a recuperar el peso que Milei calificó de excremento.
La sociedad en medio del naufragio de una inédita recesión y pobreza en imparable avance atravesando al pueblo en sus diversas escalas sociales.
La inflación y los precios de los alimentos en alza temeraria haciendo imposible la subsistencia. La condición humana de millones de jubilados y millones de familias que ya no pueden comer. La tragedia argentina asoma a un final temerario y el gobierno acelera su carrera demencial por los laberintos de un poder que se desmorona irremediablemente.
La única línea de flotación es la solidez de los poderosos grupos económicos que acumulan riqueza impunemente, invaden áreas estratégicas del estado para el control y explotación de los recursos naturales estratégicos.
De la quimera de dolarizar, del déficit cero a costa de no pagar los compromisos del estado, deudas que ya paralizan la producción y transmisión de energía, a la confesión del ministro Caputo, endeudador serial, que manda a la gente a vender sus dólares cuando se agotaron las reservas y no hay cómo pagar las deudas con el FMI. Del Milei que decía que el peso argentino era mierda y la dolarización el objetivo y de pronto volver al peso argentino.
La profunda recesión que atraviesa la economía argentina ya impacta de forma directa en el empleo. Entre el 10 de diciembre de 2023 y el 4 de julio se tramitaron más de 38.000 procedimientos preventivos de crisis. La cifra es un 40% superior a la registrada en el mismo período en años anteriores, según precisan fuentes oficiales. El mecanismo es utilizado por las empresas para intentar evitar los despidos, pero aún así en ocho meses se perdieron 144.000 puestos de trabajo en el sector privado registrado. Andrés Lerner/ Ámbito Financiero 19jul.-24
Durante los últimos días se vienen acrecentando las críticas contra la estrategia oficial y no sólo llegan de economistas críticos sino también de consultores cercanos al gobierno. También aparecen las reacciones desde la política. “¿Cómo dijo señor Ministro? ¿No era que los impuestos eran un robo del Estado, el peso un excremento y el dólar, la moneda que le iban a dar a los argentinos? Más perdidos que turco en la neblina”, planteó en redes sociales la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Al gobierno se le agotan las líneas de fuga, el entretenimiento que esconda la descomunal crisis política y económica. Ya no calzan los juegos de artificio narrativo, tampoco la oposición sin encarar la iniciativa política.
La única centralidad opositora la asume el gobierno de la Provincia de la Provincia de Buenos Aires, rescatando al pueblo bonaerense de la crisis que impone el gobierno nacional. Kicillof – Magario producen con audacia un gobierno de iniciativa política, económica y social. La diferencia en el campo de la asistencia social, en la educación, la salud, y la independencia de alianzas geopolíticas marca la contracara frente a la ultraderecha cínica y brutal que empuja al pueblo a una tragedia sin retorno.
La unidad de la oposición, cruzando sus fronteras ideológicas, sus esquemas regidos por viejas lógicas políticas, culturales y de intereses económicos, debería replantearse la comprensión del contexto histórico. El gobierno de la Provincia de Buenos Aires, supera el contexto de gobernar la provincia, ofrece un campo de acción en la búsqueda de una unidad diversa, recuperando la identidad del peronismo, desafiando el enfoque entre pasado y presente. Es comprobable custodia de las bases populares, en los barrios empobrecidos y con hambre, es visible el acompañamiento al gobierno de la provincia, en las militancias que superan los escondites donde se agacha la especulación política. Perder de vista semejante modelo de gobierno y resistencia es imperdonable, tanto como persistir en recetas dogmáticas, precarias frente a un poder económico que está por encima de un gobierno sin cabeza, dispuesto a sostener su invasión al Estado.
La batalla económica en la Provincia de Buenos Aires abre surcos ideológicos y políticos, remarca la necesidad de un gobierno de unidad que fortaleza la solidaridad frentista y recupere la iniciativa de marchar al frente de todos los dolores y confusiones del pueblo estafado.
Las autocríticas deben marchar en el qué hacer, y en ese desafío abrir en el abajo sacrificado el cuidado y producción de cuadros con intervención en las decisiones, superando la centralidad de dirigentes que olvidaron la consigna de mandar obedeciendo a las bases.
