Victoria Villarruel y su negacionismo

La diputada de La Libertad Avanza a diputada de La Libertad Avanza sostiene con total impunidad que  «no existe el terrorismo de Estado». Hemos seleccionado diversos documentos elaborados por la UBA y el CONICET, con base en la recopilación del Juicio a las Juntas Militares.

El Juicio a las Juntas Militares demostró que El golpe del 24 de marzo de 1976 instaló la dictadura más sangrienta de la historia argentina y una de las más perversas y violentas registradas en el mundo. Esta tiranía impuso un cambio social, económico y cultural que condicionó el desempeño posterior de la democracia.

El 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas se adueñaron del poder en la Argentina por medio de un golpe de estado. El régimen militar, que se autodenominó “Proceso de Reorganización Nacional”, desapareció a 30.000 personas de todas las edades y condiciones sociales. Centenares de bebés fueron secuestrados con sus padres o nacieron durante el cautiverio de sus madres embarazadas.

Se montaron más de 700 centros clandestinos, que los grupos de tareas que funcionaban al interior del Batallón 601 se repartieron los sectores que debían ser perseguidos, que se robaron 500 niños y niñas, hijos de desaparecidos. A los detenidos moribundos, torturados, violados, les inyectaban Ketalar, las subían envueltas en nylon a los aviones o helicópteros y las tiraban al Río de La Plata y al mar. El cuerpo de Floreal Avellaneda apareció en la costa uruguaya el 14 de mayo de 1976, pertenecía al Negrito Floreal Edgardo Avellaneda, con sus catorce años fue una de las víctimas más joven de los vuelos de la muerte. El negrito fue secuestrado en su casa de Munro, junto con su madre Iris Pereyra. Madre e Hijo fueron sometidos a violentas torturas en la comisaría de Villa Martelli, luego trasladados al centro clandestino El campito, en Campo de Mayo. Allí se repitieron las brutales torturas, vejaciones, al negrito lo matan empalándolo.

Su madre violada y torturada escuchaba los gritos de su hijo. En tanto otras jóvenes padecían feroces torturas, alguna de esas eran orgullo de los represores como introducir una rata en la vagina.

En la ESMA, Campo de Mayo, Pozo de Banfield y otros centros de detención de la dictadura, funcionaron verdaderas maternidades clandestinas, incluso con listas de matrimonios en “espera” de un nacimiento, y unos 500 hijos de desaparecidos fueron apropiados como “botín de guerra” por las fuerzas de represión. Algunos niños fueron entregados directamente a familias de militares, otros abandonados en institutos como NN, otros vendidos. En todos los casos les anularon su identidad y los privaron de vivir con sus legítimas familias, de sus derechos y de su libertad.  Ver Herencia de Libertad – Mateve (YouTube).

olopez

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