Los monstruos de El Reino

Por Omar López

La serie El Reino, (Netflix), comienza con una frase de Antonio Gramsci *; “El Viejo mundo muere, el nuevo mundo tarda en aparecer y en ese claroscuro surgen los monstruos.” Se cuenta la historia del pastor Emilio Vázquez Pena, interpretado por Diego Peretti, candidato a la presidencia.

La Idea y guion pertenecen a Claudia Piñeiro y Marcelo. La dirección es de Marcelo Miguel Kohan y Marcelo y Claudia Piñeiro. Un elenco con las destacadas actuaciones de Mercedes Morán, esposa del pastor, Chino Darín, Nancy Duplaá, Juaquín Furriel, clave política en la historia, Vera Spinetta, Daniel Fanego, Alejandro Awada, Sofía Gala, entre muchos y valiosos actores.

La serie inicia con una paleta de imágenes, una lograda composición de los personajes. Toma aérea de una calle con auto negro en la villa, marcha con pancartas; el poder popular, tomas sobre los techos de la ciudad hasta encontrar una cruz de neón que se alza entre edificios porteños, la segunda toma muestra el detrás de la cruz y sus soportes electrónicos; cables, hierros y estructura. Aparece otra imagen; hombre de traje negro ingresando al Poder Judicial de la Nación, se funde con una imagen de la Justicia, balanza en mano y venda en los ojos, sigue con la mira de un francotirador, el templo, el predicador, el orfanato, las pulsaciones de la desesperación y la búsqueda de la salvación. Están los ingredientes del relato, las contrapartes, los intereses contrarios. El ámbito de lo religioso, el espacio público, el Estado, los grupos del poder económico y las operaciones de inteligencia. Otra vez Antonio Gramsci: «La realidad está definida con palabras. Por lo tanto, el que controla las palabras controla la realidad». Agreguemos las imágenes de una serie donde el Dios del poder económico busca al poder de la fe.

La Alianza Cristiana de las Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera) acusó a los creadores de la serie de Netflix, El Reino, de «usar el arte» para «crear en el imaginario popular la percepción» de que sus pastores «solo tienen ambiciones de poder o de dinero», a fines de «segregar, marcar en listas y señalar como peligrosos y fundamentalistas» a sus fieles y que se «debiliten y desaparezcan».  El dinero primero, la fe después; en la serie se muestra como las paredes del templo se transforman en bóvedas que guardan el dinero recaudado. También cuando se muestra la contabilidad oculta del templo y la máquina que guillotina documentos a granel. Sin duda, alteró a los directivos de Aciera que calificaron a los guionistas de tener un comportamiento fascista y socavar la “cultura evangélica de la Argentina”. Apuntan sin disimulo a Claudia Piñeiro, por su “militancia feminista durante el debate de la ley del aborto”.  

Lo religioso como recurso del poder fluye en la narrativa de El Reino, la trama siniestra de los servicios del poder económico, la corrupción en el sistema judicial, algo que conocemos y padecemos en nuestro país, los espías, la utilización de los marginales y los postergados.

El Reino es una ficción, aunque nos aproxima a una historia real, que por cierto no abarca a muchas congregaciones que con sacrificio trabajan por rescatar a los pobres, abandonados, desesperados, a los caídos del sistema capitalista. El guión de la serie delinea simplemente algo más complejo y temerario –que alteró a los ceos de Aciera- y es “nada menos que la aparición y legitimación de nuevos formatos de relación con lo sagrado, la intensificación de las dinámicas de competencia y conflicto en el campo religioso, la proyección de las religiones al espacio público con demandas corporativas y políticas. A ellas se agregan las de la modificación de los modos aparentemente dominantes de regulación del campo religioso y de sus relaciones con el Estado y el espacio público y la apertura del estado y la política frente a los grupos religiosos.” Religiones y espacios públicos en América Latina, editores Renée de la Torre y Pablo Semán, Clacso.

* En realidad, Gramsci, (22 de enero de 1891- 27 de abril de 1937), fue más que un activista político. Fue fundador y luego Secretario General del Partido Comunista Italiano. Fue diputado y, murió tras más de diez años en las cárceles fascistas de Mussolini, donde escribió a mano más de tres mil cuartillas de lo que luego se llamó Cuadernos de la cárcel. Hoy ha sido secuestrado por la derecha y olvidado por la izquierda.

En 1930, encarcelado por el régimen fascista de Mussolini, el máximo dirigente del Partido Comunista Italiano, Antonio Gramsci, escribía la cita que precede a esta introducción. Un año antes, el crack de la bolsa de Nueva York había detonado la crisis más profunda del sistema capitalista, y provocado el ascenso de las expresiones de ultraderecha a lo largo y ancho de Europa. Esa cita de Gramsci en italiano, fue traducida popularmente como: “El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos”

olopez

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