Chile sangriento

Cincuenta años pasaron del criminal golpe militar llamado Operación Silencio, encabezado por el general Augusto Pinochet Ugarte, el 11 de septiembre de 1973, para derrocar al gobierno constitucional de Salvador Allende Gossens.

El palacio de La moneda (casa del gobierno) era bombardeado por las fuerzas armadas por aire y tierra. El ataque había comenzado al filo de medio día. La Moneda estaba en llamas, y un humo negro cubría el aire cruzado por la intensa metralla de una docena de aviones Hawker Hunter con una capacidad de tiro total de 5.600 proyectiles por minuto y las ráfagas de los fusiles de los soldados. En tan solo un cuarto de hora la casa de gobierno estaba destruida por unas veinte bombas lanzadas desde el aire.

Allende no pudo detener el alzamiento militar; con su custodia, más un puñado de compañeros que lo acompañaban y funcionarios leales resisten el ataque. Antes de recibir el ultimátum de rendición, el presidente de la Unidad Popular había emitido varios mensajes por radio denunciando el golpe.

Establecen una tregua de escasos diez minutos para que funcionarios y empleados desalojen el edificio. Los mismos eran detenidos violentamente.

El coronel Carvajal le pidió a Allende la rendición y el ofrecimiento de un avión para partir al exilio. Allende se negó rutundamente a su renuncia.

El presidente transmitió su último mensaje a través de radio Magallanes. “Trabajadores de mi patria, tengo fe en Chile y su destino. Superarán otros hombres este momento gris y amargo donde la traición pretende imponerse. Sigan sabiendo ustedes que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile!, ¡viva el pueblo!, ¡vivan los trabajadores!”. Acto seguido Salvador Allende se suicida con la metralleta regalada por Fidel Castro. En el Salón Independencia, del segundo piso del Palacio de La Moneda, el general Javier Palacios, a cargo de la toma del edificio, lo encuentra sin vida a Allende.

La dictadura pinochetista duró 17 años y aún permanece incrustada en gran parte de la sociedad chilena, en sus identidades culturales y política. Aún sigue vigente una Constitución remendada por los criminales militares, civiles y diplomáticos a cargo del golpe de estado.

En 1973 Allende ingresaba al Gobierno de la Unidad Popular con un clima hostil generado por la derecha al mando del poder económico y una parte de las fuerzas políticas que //// en un ambiente polarizado, con una sociedad que demandaba reformas mientras que sus opositores intentaban impedir su posesión. Durante su administración, la implementación de la reforma agraria, las nacionalizaciones y otras medidas se enfrentaron a la radicalización de la oposición que, con apoyo de Estados Unidos y los medios de comunicación –como demuestran documentos desclasificados–, establecieron el ambiente para amparar una intervención militar.

La periodista Patricia Verdugo, autora del libro La Casa Blanca contra Salvador Allende,  apoya su minuciosa reconstrucción periodística, en nueve capítulos, en fuentes secretas que habían sido desclasificadas en EE.UU. y que confirman la participación de Richard Nixon, y su consejero Henry Kissinger, funcionarios de la CIA, la Embajada de EE.UU. en Santiago, de multinacionales como la ITT y figuras políticas y empresariales en Chile en acciones encubiertas para manipular la política interna chilena y evitar, primero, el ascenso de Allende al poder en las elecciones de 1970 y, luego, la continuidad de su gobierno socialista. Esta es la segunda característica apreciable del libro de Verdugo. La periodista no solamente utiliza el célebre Informe de la Comisión Church (1974), documento obligatorio en cualquier investigación sobre la intervención de la CIA en Chile, sino también las fuentes desclasificadas por orden de Bill Clinton en 1999, ahora

disponibles en el Internet gracias a la labor infatigable del grupo de activistas

independientes reunidos en el National Security Archives, y los resultados del

Informe Hinchey producidos en el año 2000 por el Congreso de EE.UU.

Según el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH) de Chile, en 17 años de dictadura, las víctimas superan las 40.000 personas, entre las cuales se cuentan más de 28.000 personas torturadas, 2.125 asesinatos y 1.469 víctimas de desaparición forzada, de las cuales solo 307 han sido identificadas.

En total, las personas exiliadas superan las 200.000. Los destinos que concentraron más refugiados fueron Alemania, Canadá, Cuba, Estados Unidos, México y Suecia, aunque hay registros en países de todos los continentes.

Entre los hechos más atroces está la participación en la Operación Cóndor, campos de concentración, uso de tortura y la creación de la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA, responsable de múltiples violaciones a los DD. HH.

Salvador Allende Gossens nació el 26 de junio de 1908, llegando a la presidencia en 1970, en su administración nacionalizó el cobre, su gobierno terminó abruptamente el 11 de septiembre de 1973 con un golpe militar el cual tuvo su epicentro en el bombardeo al Palacio de La Moneda donde fue asesinado.

Una vez devuelta la democracia a Chile en 1990 se llevó a cabo la realización del Funeral de Estado al Presidente Salvador Allende, trayendo sus restos mortales de la tumba de la familia Grove, en el Cementerio de Santa Inés en Viña del Mar, donde fue sepultado clandestinamente con la sola presencia de su viuda, el día 12 de septiembre de 1973, antes de partir a su largo exilio en México.

El Presidente de la Republica Patricio Aylwin, primer mandatario elegido por votación popular tras la dictadura de Augusto Pinochet, asumiendo en marzo de 1990, organizo junto a la familia Allende-Bussi, la realización de las exequias finales que lo traían a este lugar de memoria, historia y descanso definitivo, acto que se realizó el 4 de septiembre de 1990, fecha que recordaba la antigua fecha en que se elegía a los presidentes antes del quiebre de la democracia.

olopez

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