Agencia CHE

Cambio de época

Por Tony Nicolau

Hace al menos, tres décadas (año más lustro menos) entramos en una variante de una etapa de la historia que difiere de lo conocido hasta aquí. Hasta fines del siglo XX podíamos identificar los conflictos (económicos, sociales, culturales, políticos, ideológicos, etc.). Se podía estar de un lado u otro o de ninguno de los lados, pero los conflictos eran claros, al menos para tomar posición, el que quisiera hacerlo. El mundo bipolar, la economía de mercado o la versión socialista de la riqueza, los conflictos fronterizos o las guerras por el territorio y sus beneficios, las discusiones sobre la política y los partidos políticos podían ser conversaciones sobre las mesas familiares o de amigos. Ello ha cambiado. Y mucho. Estamos frente a un verdadero cambio de época a escala global y ésta se presenta como irreversible e irrefrenable. La era de la posverdad pone de relieve la posibilidad de inestabilizar cualquier versión sobre cualquier tema: política, economía, sociedad, religión y un largo etcétera que cada uno podría agregar sin temor a exagerar. Ya nada puede ser atrapado por la inteligencia sin que ella pueda ser sometida al terrible y esquizofrénico arremetimiento de la relatividad y la mentira. En palabras de Marshal Berman citando al filósofo y economista alemán Karl Marx, «todo lo sólido se desvanece en el aire». Zygmund Bauman pensaba en la misma clave al definir el estado de cosas (aún y por sobre todas ellas, las sociales) de manera ‘líquida’: la modernidad líquida, el amor líquido, la política líquida. Más allá del consumo y la ‘sociedad consumista’ estamos en un ‘mundo líquido’, cuya particularidad consiste en llegar sin solidez a todos los estamentos sociales: clases, instituciones, movimientos, comunicación, etc. Un cambio de época en estas coordenadas no admite la posibilidad de la verdad (aunque sea parcial), ni de la objetividad (aunque sea posicional). Todo puede ser afirmado y al instante negado sin ninguna consecuencia palpable. Allí está la justicia para confirmarlo: nada hay más lento e injusto que la misma Justicia que se reviste a sí misma de imparcialidad, neutralidad y objetividad para darnos la razón. Hoy se puede decir una burrada científica ante científicos sin que nadie mueva un pelo, antes bien, quede confirmada la hipótesis del burro más que la del sabio estudioso. Ejemplos, abundan: terraplanismo, antivacunas, libertarios, opinólogos de la política y de la economía, también del campo de las ciencias sociales como del periodismo tan bien llamado ‘basura’. Es difícil discutir (en términos de posicionamiento argumental basado en fundamentos) con alguien que pertenece a una época en la que no existen puntos de referencia ni de anclaje conceptual. Como así tampoco de historia. Los hechos son relativos a la interpretación contemporánea. No hay historicidad y por ende, no hay clivaje sociohistórico. Todo es nuevo todo el tiempo. Es tan difícil como discutir con alguien que se apoya en la ‘experiencia’ como si ésta fuera un emolumento sagrado, intocable e indiscutible. Lo efímero, lo fútil, lo superficial, la opinión ha cobrado una relevancia tal que deviene en verdad, en fundamento, en roca de apoyo. Es más, lo sustituye. La filosofía, como pensar crítico y situado, desde una perspectiva colectiva, puede constituirse en un camino de liberación de ese yugo esclavizante que es el pensamiento líquido. No veo otra salida que no sea a través de una reflexión sentida, de un sentipensalismo capaz de disputar la colonización de la subjetividad a la que nos somete este cambio epocal. Pensalo. Pensémoslo juntos.

olopez

Más de 35 años en la comunicación nacional y popular Una propuesta audiovisual en formato de radio y de tele (Mateve/YouTube) Construcción de ideas alternativas en el campo de la batalla cultural Ejercicio de comunicación plural de frente a la unidad en la diversidad Idea y conducción, Omar López. Suscribite a Mate amargo